El trabajo social en Venezuela ha tenido grandes desafíos en los últimos años, tanto así que la carrera profesional se encuentra en un punto crítico, casi al borde de la extinción. La compleja situación económica y social que atraviesa el país ha hecho que los jóvenes no tengan interés para formarse en esta profesión, que años atrás era un pilar fundamental para el desarrollo social.
En los últimos ocho años, en el Instituto Universitario de Tecnología Mario Briceño Iragorry (Iutembi) en Carora, la matrícula de estudiantes bajó hasta el punto que sólo registran tres alumnos que han decidido retomar sus estudios para graduarse.
Luego de 14 años aproximadamente, la carrera de Trabajo Social ha sido golpeada por la estampida de venezolanos que deciden salir del país para buscar mejoras salariales y calidad de vida.
A esto también se le suman los cambios políticos que alteraron la dirección de la carrera. Zonia Medina, coordinadora del Iutembi, explicó que cuando se iniciaron los programas de estudios de Gestión Social se generó un déficit en la formación académica adecuada.
«A pesar de tener un grupo diverso de estudiantes de diferentes estados, desde 2010 la matrícula ha disminuido. Para ese año eran muchos los estudiantes que estaban interesados en el trabajo social», comentó Medina.
Del Iutembi, extensión Carora, han egresado 669 estudiantes, pero la profesora Medina lamentó que desde 2016 la sección que era de 25 personas, haya disminuido hasta el punto de no tener nuevos ingresos.
En el caso de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Clemencia Abad, directora de la carrera de Trabajo Social, explicó que desde hace al menos 20 años no tienen nuevos estudiantes.
«Hace un tiempo hubo algunos encuentros en gestiones de direcciones pasadas para impulsar algunas formas de trabajo social, sobre todo con personas que ya trabajaban en el área y que de pronto requerían un nivel de profesionalización a nivel de institución educativa superior», sostuvo Abad.
En la Universidad Central de Venezuela (UCV), intentan mantener a flote esta carrera, hace algunos meses atrás realizaron una feria para promover el trabajo social y las iniciativas ciudadanas.
Esta licenciatura permite al estudiante adquirir capacidades y herramientas para convertirse en un agente de cambio en cuanto a los problemas que tenga la sociedad, buscando la equidad desde una perspectiva humana. Además, se basa en buscar que los derechos humanos de las personas se cumplan.
Carolina Mora, presidenta encargada del Colegio de Trabajadores Sociales en el estado Lara, ve con preocupación que en el país pocas personas se estén interesando por esta carrera. Informó que en el colegio hay 418 agremiados que obtuvieron títulos de Técnico Superior Universitario (TSU) y licenciatura en Trabajo Social, así como licenciados en Gestión Social para el desarrollo local.
La presidenta del colegio destacó que aunque no tiene una data actualizada, de este número de agremiados hay algunos que decidieron emigrar y otros que no se encuentran ejerciendo, debido a los bajos salarios y poco incentivo para llevar a cabo esta bonita labor.
«Hay quienes no les gusta estudiar esta profesión porque la carrera no ha tenido mucho auge actualmente, a pesar de tener plazas disponibles, pero la situación es que a nivel público no llama mucho la atención los sueldos y en el caso de las empresas privadas, son muy pocas las que contratan», comentó Mora.
Para los profesionales, la falta de nueva generación de relevo ha hecho que las instituciones queden sin trabajadores sociales, hay entes gubernamentales que, aparentemente, han estado contratando a gestores sociales.
«Hay quienes ocupan cargos y no son profesionales en la materia», dijo una licenciada.
En centros de salud públicos es necesario que existan trabajadores sociales para atender los casos, en situaciones vulnerables, de las personas. En el caso del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, los puestos laborales para profesionales de esta carrera están quedando vacíos.
A partir del año 2016, los profesionales fueron dejando sus cargos debido a la situación económica que atravesaba el país. De ocho trabajadores que llegó a tener el Hospital Pediátrico, sólo queda una.
Dulce Graterol, licenciada en Trabajo Social y jubilada del Pediátrico, recordó que el trabajo que se hace en el centro de salud es para el servicio de los más vulnerables. Allí tienen que velar por los derechos de los niños.
«El trabajador tiene diferentes áreas para ejercer, pero en el caso de niños cuando son abusados sexualmente es una tarea muy minuciosa y somos los que nos encargamos de reportar a las autoridades de seguridad lo que está ocurriendo», dijo Graterol.
Lamenta que en estos centros de salud poco exista el personal capacitado y titulado, pero resaltó que muchos decidieron renunciar cuando la reconversión monetaria aplicada en el año 2018, esto debido a que el sueldo no les alcanzaba ni para pagar el pasaje.
«En Venezuela el trabajo social es una labor que es muy bonita, pero que lamentablemente no ha sido valorada como lo merece. El trabajador es el que gestiona y es intermediario», sostuvo Zoia García, profesional con 17 años de servicio.
García explicó que en el caso de protección del niño, niña y adolescente, el trabajador social se encarga de hacer el estudio para que el consejero o tribunal conozca cuál es la situación que está atravesando el menor. Lo mismo ocurre en el área de salud, hacen un estudio social.
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