Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- El primer semestre de 2021 está marcado por una leve desaceleración de la hiperinflación en comparación a 2020. Si el Banco Central de Venezuela (BCV), informó en diciembre que la inflación anual fue de 2.959,84 %, en mayo de este año retrocedió a 2.719,5 %. Según explicaron expertos financieros, la cifra está lejos de representar un cambio positivo para el país, porque la caída es a costa del hambre de los venezolanos. La mayoría está comiendo menos veces y cantidades, y debe pagar esos productos en dólares, moneda que se ha impuesto de facto por la pérdida del valor del Bolívar.
En mayo de 2020, el BCV informó que la inflación de ese mes fue de 28,5 %, y el precio de la canasta básica, que contiene 60 alimentos, más 15 artículos de higiene personal y limpieza, los gastos de vivienda, recreación y servicios, fue de 385,5 dólares, registrando un incremento de 46,2 % en cinco meses.
José Paredes, jubilado de 65 años, indicó que un kilo de carne en un frigorífico ubicado en el centro de Cabudare, municipio Palavecino, cuesta 12 millones 900 mil bolívares, o el equivalente a cuatro dólares. Su pensión no le da para comer ningún tipo de proteína. «Los viejos tenemos que depender de los hijos para poder mantenernos porque el Gobierno lo que paga es una miseria», relató.
Alfonso Marquina, miembro del Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional electa en 2015, informó que siete millones de personas distribuidas entre tres millones que laboran en el sector público y cuatro millones de adultos mayores, ganan un sueldo al mes inferior a los tres dólares. Son quienes registran mayor dificultad para comer y están en pobreza extrema. Desde 2017 cuando inició la hiperinflación, esos ciudadanos han perdido en promedio 12 kilogramos, consumen solamente el 15% de carnes, queso y huevos que hace dos décadas.
«Hay una dolarización por la vía de los hechos de la economía y lo único que no se ha dolarizado son los sueldos. Esto está ocasionando una contracción del consumo de manera exagerada, porque ya el venezolano no invierte en otro rubros que no sea alimentos, dejo de invertir en hoteles, restaurantes, recreación o su vivienda por esta situación», expresó.
Alejandro Castro, gerente de Operaciones de Econométrica, indicó que las proyecciones para diciembre es que la hiperinflación siga escalando y llegue a 3000 %. «A medida que se acercan las elecciones hay mayor posibilidad que el Gobierno siga financiando el déficit fiscal con la emisión de dinero inorgánico para pagar bonos y misiones. «Ese escenario presionará precios de productos y el tipo de cambio», explicó.
De acuerdo a un estudio de Econométrica, en seis meses los precios que se han elevado por encima de los alimentos han sido rubros como la educación básica, que pasó de representar un gasto mensual de menos de cinco dólares en enero de 2018, a tener un incremento de 35 dólares en mayo 2021, y el rubro de gastos médicos, hace tres años un venezolano gastaba en promedio cuatro dólares al mes en su salud, ahora por la pandemia esos gastos rondan los 23 dólares.
El economista indicó que el precio del dólar ha variado 200 % este año, en enero oscilaba en un millón de bolívares por dólar, desde mayo a la fecha se ha mantenido en la brecha de tres millones de bolívares.
Las proyecciones es que en diciembre cierre aproximadamente en 10 millones de bolívares.
«El BCV está inyectando cierta cantidad de dólares a la economía para contener el valor del tipo de cambio, pero eso tiene un efecto negativo, ya que el dólar está sobrevaluado; es decir, está siendo más barato de lo que realmente debería ser. El tipo de cambio real debe estar atado a la monetización del déficit fiscal, eso no está ocurriendo en Venezuela, ocasionando que los empresarios les resulte más económico importar bienes terminados que producirlos en el país, algo terrible porque a menos producción hay mayor riesgo de cierres de empresas productivas», recalcó.
Castro considera que este año Venezuela podría registrar una contracción económica del 5 % en comparación a 2020.
Sin embargo desde la AN opositora, creen que debido a que el país sigue con una economía intermitente porque no hay un plan de vacunación masiva contra el covid-19 y se mantiene el esquema de cuarentena 7+7, además por la escasez de gasolina y gasoil que hace que productores del campo e industrias laboren al mínimo de su capacidad, y las nulas medidas económicas tomadas por Nicolás Maduro, el Producto Interno Bruto (PIB) podría caer 20 % este año.
El economista Hermes Pérez, jubilado del BCV, informó que desde 2013 la economía venezolana ha perdido 86% de su tamaño. «Tarde o temprano debe producirse un rebote estadístico, que es cuando los sectores productivos han caído tanto que ya no pueden hundirse más, en algún momento debe crecer la economía», aseveró.
Econométrica indica que ese rebote lo están viviendo empresas de alimentos, bebidas alcohólicas, medicamentos y telecomunicaciones, únicos sectores que registran mayor demanda.