LA PRENSA DE LARA | Agencias.- Familiares de varios de los militares asesinados por las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Apure hablaron con Infobae y manifestaron estar indignados y sentirse engañados por el Gobierno Nacional y por el Alto Mando Militar, a tres meses del asesinato de 16 soldados venezolanos, señaló la periodista Sebastiana Barráez.
«Estamos muy decepcionados, porque ellos dieron la vida por una patria que no los supo valorar ni a ellos ni a los otros que han muerto en esa frontera. La vida de ellos, los que murieron, no valió nada, ni para un homenaje digno ni para una indemnización decente», dijo un familiar de las víctimas, quien habló bajo condición de anonimato por temor a represalias.
Se declaran sorprendidos por la manera como fue manejado el caso de los militares asesinados por la batalla que la Fuerza Armada libró contra la guerrilla colombiana al mando de alias Arturo.
«Es muy lamentable. Somos muchas familias las que estamos sufriendo la pérdida de un ser querido de esa forma. Quieren tapar el sol con un dedo y mantenernos engañados. ¿Sabe qué tristeza da? Además de todo lo ocurrido, es la mísera indemnización que dan, a algunos no fue más que 700 mil bolívares (unos 200 dólares)», dijo.
Y a eso deben agregarle que cuando intentan hacer reclamos o pedir explicaciones en los comandos del Ejército la respuesta que reciben es que el comandante del componente no es el mismo que estaba cuando ocurrieron los hechos, es decir, el general Domingo Hernández Lárez y que el nuevo comandante, el general Félix Ramón Osorio Guzmán, es nuevo.
«Nos dijeron que los problemas que nosotros tengamos como familiares ya nada tienen que ver con el nuevo comandante general, lo cual no debería ser así», dijo. Y agregó: «Los funcionarios militares nos decían que nos llamaban o se reunían con nosotros, y dijeron de no contactar a periodistas ni publicar nada en redes sociales».
Dicen que «al principio muchos funcionarios estaban pendientes, llamaban o visitaban las casas de algunos de los familiares de los militares asesinados en Apure».
«Ya pasaron tres meses desde que nuestros familiares fueron asesinados y no nos han cumplido nada de tantas cosas que prometieron. Estamos muy molestos, dolidos por lo que ocurrió y por el trato que recibimos. A los familiares nos hicieron ir a Caracas para ser atendidos por el Ministro del Despacho de la Presidencia, prometiendo muchas cosas: casa, estudios, medicamentos, muchas cosas, considerando que nuestros hijos, esposos, suegros, hermanos o padres eran un apoyo económico para su familia. El Gobierno no ha cumplido nada».
Coinciden en señalar que después de colocarles la mano en el hombro les prometían que a los asesinos de los militares en Apure «los van a traer en bolsas negras, que se van a vengar. Puras mentiras. Tiraron a esos militares allá para que los mataran».
Están convencidos que, si todos los militares asesinados duelen, el trato fue desigual con la tropa. «A los de arriba no les pasó nada. A algunos familiares los metieron durante días en un hotel, pero siempre tuvieron cuidado de mantenernos separados. Comida sí nos dieron, pero el personal en general nos trató muy mal, de manera desconsiderada y grosera, sobre todo a las personas humildes que preguntaban ansiosos sobre las condiciones en que asesinaron a los soldados».
Los hijos, las esposas y los padres quedan en estado de indefensión, porque muchos de los militares que murieron eran sostén de hogar.
Por las redes
Uno de los hechos que más indignaron a los familiares de muchos de los militares asesinados fue que no fueron notificados de lo que estaba ocurriendo. «Una señora se enteró porque su hermano la llamó de Colombia y le dijo que había oído en la radio sobre el asesinato de varios militares venezolanos en Apure; ella se angustió y empezó a llamarlo al celular, pero estaba apagado. Aun así, ella le dijo a uno de sus hijos que insistiera en llamar al comando, porque su esposo le había dicho que su superior les había prohibido usar celulares y que debían dejarlos bajo llave».
«Cuando el hijo llamó al comando le aseguraron que solo eran mentiras, que nada había pasado, que en cualquier momento su papá se comunicaría; ella se tranquilizó al saber la información. Esa pobre mujer no sabía que su esposo tenía tres días muerto y que su cadáver se estaba descomponiendo entre el monte», dijo.
«Otra mujer supo, a través de su hermana, que en Twitter publicaron que había militares asesinados en La Victoria del estado Apure. Llamó a varias personas por teléfono, después de intentar desesperadamente comunicarse con su esposo, de quien sabía que había sido enviado a la zona de conflicto. Se consumió casi un día, desde que arrancó en la madrugada, para llegar al Batallón al cual estaba adscrito su esposo», agregó.
«Al llegar le insistió al joven de Prevención que le diera razón, pero él le dijo que no sabía nada pero que hablaría con el jefe. Poco después la atendió el comandante quien amablemente le dijo que no se pusiera a creer nada de lo que publicaban las redes, que su esposo estaba levemente herido y que en un santiamén estaría ya en su casa, además de que nada grave había sucedido en Apure. Ella se marchó y cuando al día siguiente llegó a su casa del viaje, ya era de madrugada; despertó con el grito de su hija, quien llorando apenas murmuró: ‘dicen que los mataron, que están muertos’. Esperaron tres días para que la Fuerza Armada confirmara que su esposo había muerto», siguió.
Otro caso lo vivió una mujer que, al no saber de su hijo, y ante los rumores de que había militares muertos, «caminó horas, porque no había transporte, y el jefe del puesto, donde prestaba servicio su hijo, le aseguró que él estaba sano y salvo, que estaba en combate, que hubo unos heridos pero que estaban curándose en el hospital. El oficial le aseguró que los únicos muertos eran unos guerrilleros. Al día siguiente una vecina le comentó que en los WhatsApp de otros militares aparecía el pésame con la foto de su hijo como fallecido».
El hermano de uno de los fallecidos se presentó al cuartel donde le habían negado la muerte de los militares y en tono airado, gritando y llorando, decía: «mentirosos, mentirosos, están muertos, y ustedes lo sabían». Lo sacaron del lugar y de los compañeros de su hermano le dijo: «Perdone que no se los dijimos, pero no teníamos orden para hacerlo. A su hermano lo mataron el viernes (23 de abril) al mediodía».
Varios familiares confiesan que lo más doloroso es saber que los dejaron en la sabana por varios días. «Esa imagen no se quita de la cabeza fácilmente. Pensar que los dejaron como perritos abandonados. Algunos recibieron los cuerpos una semana después, en urnas cerradas y con funcionarios advirtiendo que estaba prohibido abrir las urnas. Lo que pasó nos tiene muy decepcionados del Gobierno y de todo».
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