viernes, 22 noviembre 2024
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Exilio por tierra cuesta un dineral

Arturo López | LA PRENSA.- Cientos de guaros deciden, semanalmente, emigrar por carretera a otras naciones en busca de un futuro mejor.

Los destinos preferidos son los su­ramericanos pero el periplo no es una papa pelada, pues se de­be tener buena resistencia físi­ca y en el bolsillo para realizar viajes que pueden durar hasta 9 días en bus.

Ir a Colombia, por su cercaní­a, Ecuador debido a su moneda (dólar), Perú por las oportuni­dades labores ofrecidas o Chi­le, que es una de las dos nacio­nales con el mayor salario de Latinoamérica no solo amerita mucha fortaleza corporal sino bastante dinero.

Andrea Vargas decidió salir de Barquisimeto junto a su no­vio y su mejor amiga a Bogotá, Colombia, sin importar que ninguno de los tres había lo­grado el título universitario.

Comentó haber reuni­do por más de 4 meses todo el dinero suficiente e irse. A eso se le sumó la plata de su re­nuncia laboral tras dos años dedicada a una zapatería.

La chica logró colectar un po­co más de 150 dólares, necesa­rios para poder sobrevivir un mes en el país cafetero mien­tras conseguía un trabajo.

Sólo en el pasaje de ida, An­drea gastó 480 mil bolívares, es decir, 40 mil desde Lara a San Cristóbal, Táchira, 40 mil más desde allí a San Antonio (otras ciudad del Táchira) y desde Cú­cuta a Bogotá 100 mil pesos (que al cambio serían unos Bs. 400 mil).

Andrea, su novio y su mejor amiga, tardaron dos días y me­dio en llegar a la capital colom­biana. Para el camino sacrifica­ron una buena comida andina o paisa pues se equiparon con latas de diablitos, atún, rikesa y galletas de soda y así ahorrarse una platica.

Andrea confesó que su trave­sía por varias ciudades de dos países en distintos buses fue bastante “cansón”, pero nada se compara con lo que vivió Lismary Durán quien decidió partir a Chile.

Durán se fue acompañada de cuatro amigos, dos de ellos du­rante el trayecto se quedarían en Perú. Duró nueve días des­de Barquisimeto hasta Viña del Mar. Relata la muchacha que lo más duro del viaje fue que en ningún lugar del tra­yecto se pudieron bajar a ver el paisaje o a conocer porque “nos bajábamos en un bus y de una vez nos montábamos en otro”.

Andrea desde tierras crepus­culares a San Cristóbal gastó Bs. 21 mil. De San Cristóbal a San Antonio, les resultó dema­siado caro el pasaje porque fue el día del primer paro cívico de 24 horas (18 de julio). El pasaje normal salía en Bs. 30 mil, por la contingencia tuvieron que pagar Bs. 50 mil.

Ya en Cúcuta, compraron un pasaje hasta Chiclayo, Perú, que tuvo un valor de 170 dóla­res (a dólar negro para la fecha eran un millón 360 mil bolíva­res). En el trayecto hicieron un cambio de bus “porque es muy largo”, ahí tardan 47 horas, es decir, casi dos días de viaje.

De Chiclayo, tomaron otra unidad hasta Lima, donde pa­garon 30 dólares. Ahí rodaron 12 horas. Desde la capital inca se trasladaron hasta Tacna, sur de Perú, donde cancelaron 50 dólares y estuvieron sentados por 20 horas de viaje.

Desde esa última localidad cruzaron frontera con Chile y tras recorrer 3 ciudades más incluida Santiago, casi 30 ho­ras más de viaje y 85 dólares más llegaron hasta Viña.

“Uno se cala todo este trayec­to para buscar un mejor futuro porque en Venezuela está más difícil que 9 días de viaje” ex­presó la joven satisfecha tras el periplo.

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