Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El monstruo del COVID-19 puso a correr a todos los países en procura de vacunas para hacerle frente con la inmunización. Un protocolo riguroso bajo la mirada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que empezó contrarreloj desde abril de 2.020, con 115 propuestas que debían ser efectivas en humanos y que ya se advertía hasta 18 meses de estudios. El 11 de agosto de 2.020, Rusia fue el primero en alzar su Spunitk V. Tres meses después, BioNTech/Pfizer y Moderna salían con un fármaco de más 90 % de garantía. Todo un desafío que ubica a Venezuela entre los últimos peldaños de vacunados.
Es un llamado de urgencia que por un tema de salud pública, a un año de pandemia experimenta los cambios en las variantes de Reino Unido, sudafricana, californiana y hasta la brasileña. Una evolución viral que busca ser perdurable y clama por las vacunas para producir los anticuerpos necesarios, para resistir a la letalidad.
Dicho avance es progresivo y un poco más acelerado desde mediados de febrero de 2021, cuando ya se contaban con 7 vacunas distintas y eran aplicadas a través de diferentes plataformas en los países, concediendo prioridad a las personas vulnerables desde el mecanismo Covax. De allí, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) incluye a los países de economías más afectadas. Todo en un mercado que ya proponía más de 200 vacunas experimentales en desarrollo y más de 60 estaban en fase clínica.
Hasta principio de abril de 2.021, la inmunización más aplicada es Oxford/AstraZeneca en alrededor de 114 países. Es la más buscada por el bajo costo y facilidad de almacenamiento. Su 79% de eficacia despertó la polémica por casos aislados de coagulación en algunos países de Europa, los cuales no eran una muestra suficiente para llevar la relación con la totalidad de las dosis aplicadas. Alemania, Francia, Italia y España fueron los primeros en suspenderla por temor a reacciones de trombosis. Hasta es rechazada por el gobierno venezolano, descartando los llamados de la OMS a continuar con la aplicación.
La alemana BioNTech/Pfizer está a casi 100% de efectividad y de hecho, tiene tanta aceptación que fue aprobada entre los ensayos finales para adolescentes entre 12 a 15 años de edad. Es una de las más solicitadas y de hecho, el 19 de abril de 2.021, ya la Unión Europea aseguraba su compra de 100 millones de dosis, que sumarían 600 millones para los países miembros.
La Moderna, elaborada por una farmacéutica estadounidense del mismo nombre, es otra de la cima con 95% de garantía y es aplicada en países como Chile, Perú y Colombia. Hasta comienzos de abril de 2.021, unos 120 millones de estadounidenses han recibido la vacuna de Pfizer o Moderna sin ningún problema. Tanto Moderna como Pfizer aumentarán la producción hasta 2.500 millones de vacunas para este año.
En Rusia, fue el gran revuelo con la Spunitk V pues al principio fue criticada por estar en la última fase experimental y le fue reconocida con el 97% de efectividad. Además de tener un riguroso proceso de conservación de -18 grados, un punto que extrema su protocolo de aplicación.
China también empezó la distribución de Sinopharm, una vacuna con 86% de garantía y que incluyó entre los primeros países a Argentina, Perú y hasta Venezuela. A diferencia de la rusa, permite la movilidad a diversos centros foráneos, por no tener una exigencia en refrigeración.
La desigualdad fue denunciada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), ante 10 países que «acaparaban» el 75% de las vacunas, tales como Israel, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido, seguidos de la Unión Europea. A mediados de febrero de 2.021 más de 130 países no recibían dosis.
Venezuela ocupa el peldaño 123 de los países vacunados, según la fundación latinoamericana Avina. Solo cuentan con 750 mil vacunas rusa y china, distantes de la inmunización de rebaño del 70% de la población. Las cuentas no cuadran al requerir 30 millones de dosis.
Aislados
Como un error califican la actuación del gobierno venezolano desligada de la comunidad científica y especialmente de la Academia Nacional de Medicina, donde su secretario Huniades Urbina, reclama que su naturaleza está contemplada en la ley como asesores y mientras se ignoran las consecuencias de ese 0.44% de vacunados, en una primera fase que no ha finalizado con el personal de salud e incluirá 100 mil docentes.
«Las sociedades científicas no han sido escuchadas. Mientras tanto el gobierno entre tumbos y sin respuestas claras», recalca del riesgo de llevarse hasta 7 años para cumplir con el 70% de inmunización. Resalta que esta segunda ola es más terrible, con una velocidad más rápida y la probabilidad de desarrollar más variantes autóctonas. «Es tan delicado que el 25% de los fallecidos pertenece al personal sanitario, con 485 víctimas», cita en referencia al registro hasta el 15 de abril de Médicos Unidos de Venezuela.
Para María Teresa Pérez, ex directora de Salud de Lara, se necesitan más vacunas, óptima infraestructura y recurso humano preparado para la aplicación. «El gobierno evidencia que sí ha tenido dinero, pero fue mayor el desinterés al derecho a la salud y a la vida», señala ante las excusas de limitaciones por el bloqueo económico, pero sí canceló el anticipo de $ 64 millones al Covax.
«No se justifica nuestro puesto tan bajo en el ranking mundial. Prevalece la intención de mantenerse en el poder y desinterés por una mejor situación», refiere.
La población en general es la más perjudicada frente a un plan masivo, que posiblemente empiece a arrancar en agosto de 2.021. Todo con la esperanza de incluir la cubana Abdala, que se encuentra en plena fase 2.