viernes, 22 noviembre 2024
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Crisis económica, social y educativa acorrala a la juventud venezolana

Leidi Reyes | LA PRENSA DE LARA.- Ángela Mujica es una joven de 24 añ;os, vive con sus padres y desde hace más de dos añ;os desea independizarse y adquirir sus bienes. Dejó de estudiar para trabajar y reúne mesuradamente un porcentaje de su sueldo para mudarse con su novio.

«Independizarme con mi sueldo no sería posible, en este momento reúno con mi pareja para tener el dinero y mudarnos a un lugar, no es tan sencillo por eso debemos hacer algunos sacrificios» confiesa.

Mujica ha consultado los precios de algunas habitaciones y viviendas para alquilarlas. Hay unas de $80 a $100 y son sencillas. «La casa es pequeñ;a, tiene dos cuartos y un bañ;o. No tiene nada de muebles ni electrométricos, solo hay los servicio de agua y electricidad. Nosotros quisiéramos poder comprarla pero ahora sólo podemos alquilar», lamenta.

Yanaide Sánchez, socióloga, indica que antes cualquier joven ganaba lo suficiente para cumplir sus metas, pero ahora se enfrenta a grandes retos a nivel educativo, laboral, recreacional y de inseguridad.

«El país sufre por un derrumbe de la institucionalidad, violaciones a los derechos humanos y crisis en muchos sectores, en el medio de esto estamos todos pero los jóvenes son una población particular. Antes había oportunidad para tener un salario justo, hasta para poder independizarte, si no habías comprado una casa la podías alquilar. Yo recuerdo que mi primer sueldo, fue a los 21 añ;os, trabajaba en un centro de investigaciones educativas de los jesuitas y ganaba 5000 bolívares en una época en que el dólar estaba a 4.30, con ese dinero te podías independizar, acceder a un crédito por un vehículo o alquilarte un apartamento, algo imposible actualmente» lamentó.

José Zerpa, diseñ;ador gráfico, trabaja desde hace dos añ;os en una agencia de marketing. Sabe que su sueldo de $200 es superior al de muchos jóvenes de su edad, pero reconoce que aun así es insuficiente para dejar la casa materna, independizarse o comprarse un automóvil.

«He querido hacerlo pero saco cuentas y son muchos gastos. Para tener una casa o un carro tendría que ahorrar como tres añ;os el 85% de lo gano, pero me quedaría muy limitado para cubrir mis otras necesidades», confiesa.

Liuba Malpica, economista, afirma que todo está intrínsecamente relacionado con el proceso hiperinflacionario que se vive en el país y la criminalización a la empresa privada, lo que disminuye el campo laboral.

«Los que se mantienen lo hacen con sacrificio, es insuficiente la cantidad de vacantes para la gente joven y los ingresos tampoco representan unos niveles tan altos que le permitan adquirir bienes porque generalmente son muy costosos», precisa.

Malpica afirma que se requiere de un proceso de ahorro muy largo y se correría el riesgo de que se devalúe. «Para ellos el esquema de ahorro sería rígido pero la disciplina es fundamental en el logro de objetivos», apunta.

 

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