LA PRENSA DE LARA | Agencias.- Durante la tarde de este viernes 7 de enero, en el marco de la primera jornada de la CXVII Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano, fue elegida la nueva directiva de la Conferencia Episcopal Venezolana para el trienio 2022-2025.
Como presidente fue escogido monseñor Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná, quien fue secretario general de la CEV desde 2009 hasta 2015. Asimismo, fue ratificado Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, como primer vicepresidente; mientras que el segundo vicepresidente es ahora Ulises Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar, y como secretario general quedó Raúl Biord, obispo de La Guaira.
Al finalizar la elección, monseñor González de Zárate dirigió palabras de salutación en nombre de la nueva presidencia de la CEV, expresando su agradecimiento por «la confianza que los obispos han depositado en nosotros y manifestamos nuestra voluntad de servicio a la Iglesia y a todos los venezolanos».
Este viernes 7 de enero de 2022 tuvo lugar la instalación de la CXVII Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano, con la presencia de los Arzobispos y Obispos de Venezuela en la Universidad Católica Andrés Bello, y la participación virtual de los Directores del Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano e invitados especiales.
La CXVII Asamblea CEV comenzó a las 9:00 a. m. con la Adoración Eucarística llevada a cabo por el Obispo de San Cristóbal y Primer Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Mario Moronta, en la cual hizo referencia al Evangelio del día, el que se refiere «el mensaje profético donde se anuncia la luz resplandeciente que ilumina al pueblo que caminaba en tinieblas».
Durante la adoración, el prelado expresó que «la luz que hace brillar la Iglesia acompaña a todos los hombres y mujeres, creyentes o no, para ir alcanzando poco a poco la plenitud» y que «La Luz que ofrece la Iglesia esparce en sus rayos iluminadores la justicia, la paz, la reconciliación, la esperanza, la plenitud hacia la que se debe encaminar toda la comunidad humana».
«En nuestra Nación, por las circunstancias que vivimos con la pandemia y la grave crisis que se está sufriendo, con sus riquezas y pobrezas, con lo que le es propio y la participación de todos los miembros del pueblo de Dios, la Iglesia también es luz para todos», aseveró el Obispo. «No podemos pensar que la Iglesia excluye a unos para atender a otros. Todos somos hermanos y una de las consecuencias de la misión de la Iglesia es hacerlo sentir».
Finalmente, manifestó que es necesario asumir «una tarea irrenunciable y urgente», la cual describió como «la promoción, captación y formación de un nuevo liderazgo, para que orgánica y organizadamente sean capaces de conducir a la gente por sendas seguras de desarrollo, crecimiento y participación. En esto, el aporte de la Iglesia con sus mensajes y la Doctrina Social propia será una excelente manera de hacer sentir la Luz de Cristo liberador».
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