Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La convivencia se debate entre la contradicción de esa noble causa con la disposición de ayudar o esas conductas dañ;inas que hasta condenan a niñ;os a vivir entre la violencia intrafamiliar. Todo en un ambiente de vulnerabilidad, tal como lo identifican representantes de la Iglesia con hogares que deben levantarse desde las deficiencias de los servicios públicos y sobrevivir a esa dualidad de la pandemia que despertó lo positivo y negativo en la sociedad.
Se tiene como base la necesidad por mejor calidad de vida y que es coartada por las fallas en servicios como agua, electricidad y aseo urbano. Un clamor vigente desde las bases de una convivencia afectada por la violencia, donde la mujer lleva la mayor carga dispensada entre las preocupaciones por sostener la estabilidad del hogar y en casos donde termina siendo víctima al recaerle ese cúmulo de reproches o el maltrato directo, bien sea psicológico o físico.
Una de las vitrinas se aprecia desde el reciente informe de la organización Cecodap sobre la salud mental en niñ;os, niñ;as y adolescentes en 2021, donde reflejan que aumentó 61,67% las consultas por violencia. Al precisar en detalles, arroja prácticamente a la par tanto la violencia sexual e intrafamiliar, con mínimo de diferencia de 32,9 a 32,3%. Registro que desviste ese dramático entorno que altera el estado de ánimo de estos menores.
«La pandemia sacó lo mejor o lo peor de cada quien», señ;aló el padre Omar Gutiérrez de Cáritas, al referirse a ese apoyo y demás manifestaciones de solidaridad ante el más desposeído, como esa demostración de compartir las cargas y hacer el camino más llevadero. Mientras del otro extremo se tuvo la mayor exposición al consumo de drogas, ingesta de bebidas alcohólicas y hasta prostitución.
Habla de una realidad que plasma esa fortaleza en valores para evitar caer en lo repetitivo de la maldad y en un inminente colapso, donde los niñ;os y las mujeres han sido los más perjudicados.
Considera que Barquisimeto no escapa a la violación de los derechos humanos sin la eficiencia de los servicios públicos. «Es constante la violación por fallas en la luz y agua, además de la insalubridad sin la recolección del aseo urbano», rezonga y recuerda el derecho a la educación, por la interrupción de clases por filtraciones o demás dañ;os de infraestructura en los planteles.
Por voluntad
«Hace falta la voluntad de las autoridades», llama el padre Oswaldo Araque, vicario de la Arquidiócesis de Barquisimeto, al lamentar que el Estado debe velar por su responsabilidad
Lamenta que el país tenga a una ciudadanía decepcionada, tanto de representantes como de líderes. «No se consiguen entre el dañ;o y la burla de promesas incumplidas», refiere de esa manifestación de desconfianza permanente.
Señ;ala que se debería empezar desde las bases, porque de lo contrario no se puede esperar nada alentador, donde el único interés debería ser la población.