Luis Felipe Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Eran las 8:05 de la noche de aquel 29 de julio de 1967 cuando Caracas se sacudió y el pánico se apoderó de la colectividad. Un sismo de magnitud de 6.5 a 6.7 grados en la escala de Richter se hizo sentir dejando un saldo de más de 2 mil heridos y 236 muertes, sin mencionar los daños materiales valorados en millones de dolares.
La aterradora situación duró aproximadamente 28 segundos. Hubo una breve pausa y de nuevo la tierra fue sacudida con furia durante otros 17 segundos, según las crónicas de entonces.
De acuerdo a una reseña publicada en el portal de la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), el movimiento telúrico ha sido uno de los más fuertes registrado en Venezuela, el cual afectó mayormente a las zonas de Altamira, Los Palos Grandes y el Litoral Central.
Asimismo, se considera uno de los más importantes por haber puesto a prueba a numerosos edificios modernos de diversas alturas, construidos en las últimas décadas.
Para ese entonces, según Funvisis, los cuerpos de seguridad y de rescate en Venezuela no se encontraban preparados para enfrentar una catástrofe de tal magnitud, aunque asegura que fueron grandes los esfuerzos realizados para minimizar los daños y las víctimas.