Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El Estado debería garantizar la protección social, pero también se necesita de la voluntad ciudadana para levantar un país. Es parte del retrato que habla de la pérdida de medios de vida de la población de 19,7 millones de venezolanos, según el reciente informe de la organización «Emergencia Humanitaria Compleja» en Venezuela (HUM Venezuela) hasta marzo de 2022.
Tal estudio recalca una situación que empezó a agravarse en marzo de 2020 y que con el transcurso de la pandemia terminó de desencadenar problemas que ya se habían presentado. Para marzo de 2022, la pobreza económica extrema terminó en 75,4% mientras el déficit de servicios públicos en 67,7% y la caída de la ocupación llegó a 48%. Esos escenarios impiden avanzar a la población que busca mejorar su vida. Le niega posibilidades para el desarrollo, porque mientras tenga más limitaciones la cotidianidad se convierte en una cadena de sacrificios que suelen terminar de condenarle a la subsistencia. Sin satisfacer sus necesidades básicas.
Para Yudi Chaudary, doctora en Seguridad Social, se conocen estudios que muestran el incremento de poco más de 80% de pobreza en el país. Dijo que los que viven en condición de pobreza terminan consumidos en la falta de protección social desde el Estado y la falta de autogestión de soluciones. Se cercenan las posibilidades de crecimiento personal y profesional de los venezolanos.
También lamenta los malabares para la distribución del salario en la familia con una canasta básica inaccesible y sin garantías de un trabajo fijo. «El empleo formal no da los ingresos suficientes y no les conviene porque terminan amarrados a un horario«. Se refiere a la realidad que impera en la administración pública y de allí el interés por el oficio informal, que sea flexible en tiempo. Pero se trata de una encrucijada sin aporte tributario al Estado ni respaldo para sostenibilidad. Sólo da para cubrir las necesidades inmediatas de consumo doméstico.
Cuestiona que la población no se está preparando para el trabajo. Se refiere a jóvenes que pueden tener el potencial para ingresar al mundo de las tecnologías y sus avances, más allá de la queja de las deficiencias de conectividad. «No se están capacitando para el mercado laboral», una necesidad imperante para seguir creciendo y considerar la demanda a la vanguardia tecnológica.
Cuando Manuel Virgüez, desde el Movimiento Vinotinto, se refiere a la pérdida constante de la seguridad familiar, se detiene a exigir políticas que permitan tanto la asistencia desde la instancia pública como la capacidad de cubrir las exigencias privadas. Un hecho que termina de encerrar a la población y le obliga a buscar mejores condiciones de vida en tierras extrañas, desprendiéndose de sus raíces.
Se queja de la falta de un abanico de mercados y cómo se desencadenan las limitaciones desde la subsistencia, centrada en alimentación y el intento por cubrir la salud. Uno de los detonantes que termina de colapsar la caída de los medios de vida es la deficiencia de servicios públicos y condiciones para el libre desenvolvimiento ciudadano.
También se refiere a los derechos indispensables para la vida, el acceso a la justicia y respeto a los derechos de los ciudadanos. Un puente que permite la defensa de esa plataforma social, con el fiel reclamo de la vida desde todas sus aristas. El Estado debe ponerse al día con el reconocimiento a esas exigencias de la población desde los canales regulares.
La petición se centra en la recuperación de los medios de vida, a partir de ingresos suficientes y condiciones para la seguridad en general.
La falta de acceso a la salud persiste
La salud es uno de los pilares que deberían cuidarse para el desarrollo de toda nación, por lo que René Rivas, presidente del Colegio de Médicos de Lara, se detiene en los registros del informe de HUM Venezuela, al resaltar que 91,5% de venezolanos no tienen los recursos económicos para tratar una enfermedad y 74,5% de los centros asistenciales del país tienen déficit de personal capacitado.
Señala que se trata de una situación que afecta a la mayoría de la población y su derecho a la salud y que se conoce del desabastecimiento de hospitales que puede llegar al 90% en insumos y material médico quirúrgico. Por eso, nueve de cada 10 venezolanos deben sufrir por un sistema de salud casi privatizado, lo cual se refleja en la desesperación de pacientes y familiares que deben comprar prácticamente todo.
Precisa que el principal factor influyente es la falta de capacidad gerencial y cubrir las prioridades en salud.