Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA – La población venezolana no se está alimentando bien ni en frecuencia, cantidad o calidad. Según explican nutricionistas e investigadores de la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi) de la UCAB, UCV y USB. La gente come para saciarse, pero esos alimentos que consumen cuya dieta se resume en harina, pasta, arroz y algo de granos como caraotas y frijol chino, no le están aportan los requerimientos nutricionales para tener niveles de salud óptimos.
Los más afectados son los niños de cero a 5 años de vida, el 30.4% de esta población está en desnutrición crónica, es decir, son infantes con retraso de crecimiento en los primeros dos años de nacidos, por carencia de alimentos. Presentan un sistema inmunológico comprometido y están en algo riesgo de muerte si no logran salir rápido de esta condición.
El Trompillo, al oeste de Barquisimeto esta radiografía que registra la Encovi se detalla nítidamente en cada niño de la barriada. María Pineda es ama de casa y contó que con la pandemia, su esposo quedó desempleado. Desde hace un mes sus dos hijas, una de cuatro y otra de 10 años solo desayunan arroz con agua, esta dieta la repiten en la cena. El almuerzo es muchas veces caldo de caraotas. A simple vista sus hijas lucen extremadamente delgadas, y aunque corretean y juegan se cansan con facilidad y tienen problemas de atención.
«Las niñas comen lo mismo cada día, es lo único que podemos pagar. A veces cuando mi esposo se rebusca trabajando en un camión volteo compramos carne, pero eso es cada vez menos frecuente», apunta la mujer, también enflaquecida por la crisis. Esta familia no tiene opción a comer verduras, frutas o ingerir leche completa, alimentos esenciales para el crecimiento de los menores de edad.
«La desnutrición que registran los niños del país es muy parecida a la de naciones de África. Venezuela tiene niveles de desnutrición crónica en infantes muy por encima que el promedio mundial. Aquí es 30,4% cuando en el resto del mundo se ubica en 21,3%«, informó Clenin Morales, nutricionista de Encovi. Precisa que la desnutrición aguda (delgadez extrema) en Venezuela en niños menores a cinco años es 4,9%, cuando a nivel mundial es 6,9%, y el riesgo de desnutrición aguda es 10.5% en Venezuela.& ;
«El principal factor de esta desnutrición es la desaceleración económica. La gente no tiene poder adquisitivo para pagar alimentos, porque la disposición está, hemos visto la proliferación de comercios que venden en divisas, en los que sólo pueden comprar el 7% de la población», apuntó. La diferencia de lo que ocurre en Venezuela al resto del mundo, es que el hambre en África se da o porque están enfrentando conflictos bélicos o desgracias naturales como sequía, o epidemias de langostas que desatan la hambruna y afecta la disponibilidad de alimentos. Aquí es por la destrucción del aparato productivo y las erradas políticas económicas que han llevado al país a la ruina.
Las personas toman medidas desesperadas como método de supervivencia, como reducir el número de comidas entre una a dos al día, reducir la cantidad y calidad de alimentos, o simplemente pasar uno o varios días sin comer. Eduardo Rodríguez, sabe lo que es pasar hambre. Hace una semana nació su primer hijo que pesó 3 kilos 200 gramos, y contó que para que su esposa amamante, él ha tenido que dejar de desayunar y cenar.
«Por los hijos uno hace cualquier sacrificio, a mi esposa le trato de comprar carne, lechosa y a veces pollo», señaló. Dice que su sueldo como personal de mantenimiento en una empresas de refrescos no le alcanza para tener su nevera surtida, apenas son 6 millones de bolívares al mes del que dependen seis personas más en su hogar. Se rebusca los fines de semana trabajando como mecánico para paliar el hambre que no se termina de llenar con la Caja CLAP.
«En Venezuela el gobierno solo tiene dos medidas de protección social, las cajas CLAP que cada vez llegan con menos frecuencia, menos kilos de alimentos y carentes de proteína, y los bonos de la patria cuyos montos no alcanzan para que la gente pueda comer bien», explicó María Gabriela Ponce, investigadora de Encovi.
Resaltó que la ONU, establece que una persona debe consumir 2.000 calorías diariamente, pero los venezolanos sólo llegan a las 1.550 calorías. Se debe ingerir 51 gramos de proteína animal la día, pero las personas consumen 34% menos, tan sólo 17,9 gramos.
Pandemia está causando estragos
La ONG Cáritas de Venezuela, informó que la desnutrición infantil en menores de cinco años se incrementó 73% en pandemia, pasando de 11,5% en marzo en zonas vulnerables del país, a 17,3% en el mes de julio.
Omar Gutiérrez, sacerdote y director de Cáritas Barquisimeto, informó que la paralización de la actividad productiva por la cuarentena que se empeña en mantener el gobierno sin los suficientes controles de prevención sanitaria, además de la escasez de gasolina y transporte público, afectan la movilidad y la capacidad de compra de los venezolanos.
Esta ONG ha aplicado en los últimos años el proyecto «Samán» en varias ciudades del país donde hay parroquias católicas, monitoreando la desnutrición aguda y la seguridad alimentaria familiar. «La gente se alimenta de lo que tiene o consigue, la mayoría lo que come es carbohidratos porque incluso las caraotas muchos las han dejado de comprar ya que valen 700 mil bolívares el kilo. Lo que notamos es que la mayoría tiene un salario de 800 mil bolívares al mes o dependen de los bonos que otorga el gobierno que no superan el millón 600 mil bolívares para subsistir, y pueden comprar muy pocos productos de primera necesidad», resaltó.
En Lara desarrollan la Olla Comunitaria, en parroquias como San Nicolás de Bari en Sarare, Santa Cruz, Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de Las Mercedes, en el Barrio El Triunfo, en El Tocuyo parroquia San Francisco, donde antes atendían a 80 personas diariamente con sopas para niños, mujeres embarazadas y adultos de la tercera edad. Hoy superan las 300 personas que acuden a saciar el hambre.Crisis reduce la esperanza de vida
Crisis reduce la esperanza de vida
Mariela Conde, nutrólogo clínico, informó que los niños que registran desnutrición jamás podrán tener un desarrollo mental adecuado. «Vamos a tener adultos con problemas de intelecto, no vamos a llegar a manos de obra calificada, ni tampoco a personas preparadas», mencionó. La situación es más graves para los niños que nacen desnutridos, porque tienen un riesgo mayor de desarrollar su sistema inmunológico y de que sus órganos maduren de forma adecuada.
Explicó que una buena alimentación debe ser completa, balanceada, equilibrada y variada, es decir deben estar presente los diferentes grupos de alimentos, como carbohidratos, proteínas, grasas- «El grupo de los carbohidratos que está representado por panes y cereales, los almidones, como arepa, yuca, ñame, ocumo, cachapas, aportan energía al organismo para poder moverse. Las grasas, representado por el aguacate, frutos secos y vegetales, aceites, mantequillas, mayonesa, también le dan energía al organismo para poder moverse. Los proteicos, de origen animal, carnes rojas, blancas, huevos, queso, contribuyen al organismo a construirlo. Y el grupo de las vitaminas y minerales representados por los vegetales de diferentes colores y las frutas hacen que el organismo crezca y se desarrolle rápido o lento, por eso se llaman reguladores», mencionó.
En septiembre el Cendas indicó que para que una persona pudiera tener una alimentación balanceada y adquirir la canasta básica, necesitaba 300 dólares.