Agencias | LA PRENSA DE LARA.- «He visto una cabeza cortada» y otras muchas atrocidades, cuenta el ucraniano Ivan Ishchenko, quien después de un mes en el frente, desertó el año pasado, aunque tuvo que pagar una fortuna en sobornos y sufrir infamia.
Como él, otros hombres inicialmente decididos a combatir la invasión rusa prefirieron huir de la violencia de la guerra, utilizando las redes de corrupción que carcomen el país.
«Solía pensar que era un superhéroe, pero cuando ves la guerra en persona, te das cuenta de que no tienes nada que hacer allí«, explica a la AFP este hombre de 30 años, con pelo largo y barba de tres días.
«Para dejar de ver esto» pagó 5.000 dólares en sobornos.
Un coche con matrícula gubernamental lo dejó en un bosque cerca de Hungría, donde cruzó clandestinamente la frontera a través de un agujero en una valla.
A causa de la guerra, los ucranianos de entre 18 y 60 años no tienen derecho a salir del territorio, salvo autorización especial.
Los desertores son castigados con penas de hasta 12 años de prisión, y los que se oponen al servicio militar pueden ser condenados a cinco años de detención.
Ishchenko está obligado ahora al exilio. Circula por Europa y se encuentra actualmente en Dresde, en el este de Alemania.
Aunque la invasión rusa unió a la nación, algunos prefieren irse. Desde el comienzo de la guerra, 13.600 personas que intentaban salir del país clandestinamente fueron detenidas, según el portavoz de la guardia de fronteras Andri Demshenko.
Otras 6.100 fueron capturadas con documentos falsificados, lo que da una idea del fenómeno, aunque la AFP no obtuvo de las autoridades estadísticas globales sobre todos los que consiguieron evitar combatir.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, abordó públicamente el problema a principios de agosto destituyendo a todos los responsables regionales encargados del reclutamiento, y 200 centros fueron registrados.
El mandatario denunció la corrupción de la administración de los reclutas, calificándola de «traición».
Fuente: AFP.