LA PRENSA DE LARA | Agencias.- Miah Cerrillo volvió a nacer el martes 24 de mayo. Lo hizo de la forma más trágica imaginable, en medio de la carnicería que Salvador Ramos, un joven de 18 añ;os vecino de su pueblo, Uvalde, perpetró en su clase. Cerrillo es, al parecer, la única persona que estaba en la clase de la escuela de primaria Robb en la que Ramos se atrincheró y que logró salir con vida.
Su padre, Miguel Cerrillo, fue a todo correr a la escuela en cuanto se enteró del tiroteo. No pudo entrar en el centro, pero sí llegó a ver a su hija cubierta de sangre y transportada por la policía. La sangre no era producto de una herida de gravedad, sino la clave de su supervivencia.
La niñ;a entró en «modo de supervivencia», contó a la cadena local KPRC su tía, Blanca Rivera. «Vio a su amiga llena de sangre y se la esparció en su cuerpo», dijo según un relato de la madre de la niñ;a.
Esta versión fue corroborada a este periódico por una prima de Miah, que prefirió no mencionar su nombre. «Se manchó con la sangre de su mejor amiga», aseguró. La compañ;era era Amerie Joe Garza, la chica que se cree que trató de llamar al teléfono de emergencias 911 nada más Ramos se precipitó armado en su clase. En una versión paralela de esa llamada, el padre de la niñ;a aseguró a ‘The Washington Post’ que su hija le contó que fue una de las profesoras la que intentó llamar, fue abatida por Ramos y Miah trató de usar su teléfono.
En cualquier caso, el atacante tiroteó a Amerie, al igual que hice con las dos maestras, Eva Mireles e Irma García, y el resto de compañ;eros que estaban en su clase.
Miah logró permanecer en vida haciéndose la muerta y con el cuerpo cubierto de sangre. Tuvo que soportar así muchos minutos, entre 40 minutos y una hora, el tiempo que las autoridades creen que Ramos estuvo parapetado en la clase hasta que fue abatido por la policía.
La niñ;a salió de la clase con heridas de fragmentos de bala en su espalda. Fue tratada en el hospital, pero pocas horas después ya estaba en casa. La cicatriz que quedará con ella es el horror vivido en su clase. «Ahora quiere estar sola, no ha dormido mucho, ha sido muy duro para ella», explicar su familiar, que asegura que la niñ;a también ha tenido «ataques de pánico».
Quienes también sobrevivieron de milagro fueron los compañ;eros de la clase adjunta. Ramos intentó atacar ese aula, donde varios niñ;os se escondieron debajo de mesas y detrás de cortinas. La llegada de los primeros policías le llevó a atrincherarse en la única sala donde se cobró víctimas.
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