EFE | LA PRENSA.- Un nuevo frente de lluvias pronosticado sobre los Andes de Perú amenaza con agravar las inundaciones sufridas en las últimas semanas, que ya dejan 75 muertos, 263 heridos, 20 desaparecidos, unos 100.000 damnificados y 630.000 afectados.
El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) anunció en su pronóstico más reciente que las precipitaciones se intensificarán durante la próxima semana, especialmente en las regiones de la costa norte de Perú, que fueron las más golpeadas por las precipitaciones de los últimos días.
El pronóstico prevé lluvias de fuerte intensidad y tormentas eléctricas desde hoy y hasta el jueves 23 en las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad, que en conjunto suman unos 64.000 damnificados y unos 360.000 afectados.
En Piura y Lambayeque las precipitaciones pueden alcanzar los 150 litros por metro cuadrado al día en la cordillera andina y hasta 50 litros diarios por metro cuadrado en la costa, valores atípicos para la zona.
La previsión también anuncia lluvias que pueden alcanzar fuerte intensidad entre el martes 21 y el jueves 23 en las cuencas medias de las regiones de Áncash, Lima e Ica, donde se registra en conjunto unos 26.000 damnificados y también unos 136.000 afectados.
En esas zonas de la costa central de Perú pueden caer hasta 30 litros por metro cuadrado al día, suficiente para que se repitan nuevos aluviones y corrimientos de tierra como los acontecidos en esta semana.
Ante este pronóstico, el Ministerio de Educación canceló las clases escolares en Lima hasta al menos el próximo miércoles si es que entonces la ciudad recupera la normalidad.
Sin esperar a las nuevas lluvias que se avecinan, el Gobierno peruano, cuyos ministros están repartidos por las distintas zonas de emergencia, se afana por repartir los primeros cargamentos de ayuda humanitaria entre los más afectados mientras las víctimas y los daños siguen aumentando, y ya hay 12.000 casas destruidas.
En la noche del sábado el puente Virú se vino abajo por la crecida del río del mismo nombre cuando varios vehículos se encontraban encima de su estructura, lo que hasta el momento deja cuatro desaparecidos, entre ellos un menor de edad.
El puente, de unos 120 metros de longitud, estaba cerca de Trujillo, la capital de la región La Libertad, y es una de las seis estructuras similares que han colapsado a lo largo de la carretera Panamericana Norte, la vía que atraviesa las regiones más afectadas, y cuyos daños impiden enviar ayuda por transporte terrestre.
“La naturaleza ha sido dura. Tardaremos varias semanas en reponer ese puente”, dijo hoy el vicepresidente de Perú y ministro de Transportes y Comunicaciones, Martín Vizcarra, durante una visita a Trujillo, ciudad cuyo centro quedó este sábado inundado y donde más de la mitad de la población lleva más de dos días sin agua potable.
En Lima hay distritos que llevan cerca de tres días sin suministro de agua, ya que la caída de aludes de lodo sobre el río de Rímac, principal fuente de abastecimiento de agua para la capital, impide el procesamiento y potabilización del agua.
La fragata Quiñones, de la Armada peruana, ya llegó al municipio de Huarmey, prácticamente aislado por las inundaciones, con 30 toneladas de ayuda humanitaria y un helicóptero para el rescate de personas.
Al mismo tiempo, el buque de aprovisionamiento Tacna, también de la Marina de Guerra del Perú, se alista en el puerto limeño del Callao para llevar productos de primera necesidad a otras ciudades del norte del país.
Las inundaciones están producidas por un atípico fenómeno climatológico de El Niño, al calentar inusitadamente la superficie marina del litoral peruano, lo que provoca intensas e inusuales lluvias en su costa desértica, que devienen en aniegos, desbordes de ríos y deslizamiento de tierras, conocidos en Perú con el término quechua “huaicos”.