Japón se encuentra inmerso en un estado de alerta nacional tras registrar un aumento sin precedentes en las muertes y heridos provocados por ataques de osos en lo que va de 2025.
Los nuevos incidentes que ocurrieron esta semana elevaron el saldo de víctimas a niveles históricos, llevando a las instituciones oficiales a iniciar una investigación exhaustiva y evaluar la implementación de medidas urgentes para controlar la expansión de estos animales hacia entornos urbanos.
Los episodios más recientes se reportaron este viernes en la región norteña del país: la policía local confirmó que un oso agredió a cuatro personas, resultando en el fallecimiento de una de ellas y dejando a las otras tres hospitalizadas. Ese mismo día, en la región central de Toyama, una mujer de aproximadamente 70 años resultó herida tras ser atacada por uno de estos animales salvajes.
Antes de los sucesos de este viernes, las autoridades ya habían contabilizado nueve víctimas mortales a lo largo del año. Con el nuevo deceso confirmado, la cifra total asciende a diez muertes, superando ampliamente el máximo histórico previo de seis víctimas fatales, de acuerdo con los registros del Ministerio de Medio Ambiente.
Uno de los ataques más graves tuvo lugar en Akita, donde dos de las víctimas fueron sorprendidas por el animal mientras realizaban trabajos agrícolas, y las otras dos resultaron lesionadas al intentar auxiliar a sus compañeros.
Los expertos atribuyen esta crisis nacional a una compleja interacción de factores ambientales y demográficos. El biólogo Koji Yamazaki, de la Universidad de Agricultura de Tokio, explicó que el cambio climático está alterando los ciclos de hibernación y la disponibilidad de alimentos de los mamíferos, forzándolos a buscar recursos en áreas habitadas.
Paralelamente, la despoblación rural y el envejecimiento de la sociedad japonesa han dejado vastas extensiones de tierra sin presencia humana constante, ofreciendo a los osos «una oportunidad de ampliar su área de distribución».
La expansión de los osos negros asiáticos y los osos pardos ha llevado la crisis a zonas altamente pobladas. En los últimos meses, se han documentado incidentes que incluyen irrupciones en supermercados, agresiones a turistas y avistamientos en las cercanías de escuelas y parques. Ante la gravedad de la situación, el nuevo ministro de Medio Ambiente, Hirotaka Ishihara, calificó la situación como “un serio problema” y anunció un plan para reforzar las acciones estatales.
Las medidas gubernamentales de emergencia incluyen el compromiso de fortalecer la protección y capacitación de los cazadores gubernamentales, la gestión activa de la población de osos y la mejora de la seguridad en las comunidades más vulnerables. El gobierno está evaluando activamente el reclutamiento y la formación de nuevos cazadores como parte de sus iniciativas para contener los ataques y adaptarse a los nuevos desafíos que esta alteración en la convivencia entre la vida silvestre y las actividades humanas ha generado.
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