AFP | LA PRENSA.- El ejército israelí admitió por primera vez este miércoles que atacó y destruyó hace más de 10 años un presunto reactor nuclear secreto en Siria durante una incursión aérea relámpago en el país vecino.
«Durante la noche del 5 al 6 de septiembre de 2007, aviones de la fuerza aérea israelí golpearon y destruyeron un reactor nuclear sirio en desarrollo», dijo el ejército en un comunicado.
«El reactor estaba a punto de ser terminado. La operación permitió suprimir una amenaza existencial emergente para Israel y toda la región», agrega.
No había muchas dudas desde hacía tiempo de que Israel estaba detrás del audaz ataque contra la planta de Al Kibar, en la provincia oriental siria de Deir Ezzor.
Pero es la primera vez que este país asume abiertamente la responsabilidad del ataque, publicando al mismo tiempo documentos que acaban de ser desclasificados.
El reconocimiento coincide con una multiplicación de advertencias por parte de Israel contra el refuerzo de la presencia militar iraní en la Siria en guerra y llamamientos a corregir o anular el acuerdo alcanzado por las grandes potencias con Irán sobre las actividades nucleares de la República Islámica.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio plazo hasta el 12 de mayo a los europeos para subsanar los «defectos» de este acuerdo alcanzado en 2015.
La posibilidad de un ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes fue durante mucho tiempo objeto de intensas especulaciones. En 1981, Israel bombardeó el reactor nuclear iraquí de Osirak a pesar de la oposición de Washington.
Un portavoz del ejército israelí interrogado por la AFP se negó a comentar la oportunidad de esta desclasificación.
– Desmentido sirio –
Siria siempre desmintió que se tratara de una instalación nuclear.
Pero el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) consideró en 2011 «muy probable» que la planta fuera efectivamente un reactor, tal vez construido con la asistencia de Corea del Norte.
«Un reactor nuclear entre las manos de [el presidente sirio Bashar al] Asad habría tenido graves repercusiones en el conjunto de Oriente Medio», señala el comunicado militar.
Más allá de las motivaciones estratégicas, la desclasificación revela detalles inéditos de la operación «Orchard» («Vergel»), preparada en el mayor secreto y acompañada de una puesta en alerta de las fuerzas armadas ante la posibilidad de una guerra.
Cuatro F-15 y otros tantos F-16 participaron en el ataque que comenzó el 5 de septiembre a las 22H30. Los aviones regresaron a su base el 6 a las 02H30, según el comunicado acompañado de un video del ataque visionado por la AFP.
Unas imágenes con mucho grano muestran como la línea de mira de uno de los aviones se fija en una amplia estructura que estalla poco después.
El supuesto reactor «fue totalmente desactivado y los daños causados eran irreversibles», dice el ejército.
El actual jefe del Estado mayor israelí, el general Gadi Eisenkot, por aquel entonces comandante de la región militar Norte, recuerda en un vídeo que figura en el expediente que reunió a sus oficiales antes del ataque.
– ‘Amenaza existencial’ –
«No les doy detalles ni la naturaleza exacta del objetivo pero les digo que va a haber un ataque importante en las siguientes 24 o 48 horas, un acontecimiento que podría conducir a una guerra, con una baja tasa de probabilidad», dijo.
«Baja, para mí, es entre el 15 y el 20%, es ya mucho», dice.
Los dos países se enfrentaron en varias ocasiones desde la creación de Israel en 1948 y siguen técnicamente en estado de guerra.
Israel intenta mantenerse al margen del conflicto Sirio, que estalló en 2011, pero ha llevado a cabo decenas de bombardeos puntuales contra posiciones del régimen o convoyes de armas destinadas al movimiento chiita libanés Hezbolá, uno de los enemigos de Israel que combate junto al presidente Al Asad.
Israel se alarma también de la presencia creciente en Siria de Irán, otro aliado del régimen. Acusa a Teherán de buscar construir en Siria y Líbano plantas de producción de misiles de alta precisión que podrían ser utilizados contra Israel.
Israel reconoció, por primera vez desde 2011, haber atacado el 10 de febrero blancos iraníes en el país vecino tras la entrada de un dron iraní en territorio israelí. El Estado hebreo perdió por primera vez desde 1982 un aparato en combate en la confrontación.
«El mensaje del ataque de 2007 contra el reactor es que Israel no aceptará que se construyan instalaciones capaces de constituir (para él) una amenaza existencial», dice el general Eisenkot.
«Era el mensaje de 1981 (con el bombardeo al reactor nuclear de Irak), es el mensaje de 2007 y el mensaje para el futuro a nuestros enemigos».