EFE | LA PRENSA DE LARA.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó este miércoles al aeropuerto de Fort Myers, en el suroeste de Florida, donde hará una visita al corazón del desastre ocasionado por el huracán Ian, que ha dejado decenas de muertos y «dañ;os catastróficos».
Un avión Air Force One aterrizó en el citado aeropuerto con el mandatario en su interior, quien estaba junto a su esposa, la primera dama Jill Biden, y una comitiva de unas veinte personas, que incluye a la administradora de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA), Deanne Criswell.
Se prevé que tras su llegada a Fort Myers el presidente realizará una inspección aérea a bordo de un helicóptero y luego será informado sobre la situación por el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, quien estará acompañ;ado de autoridades estatales y locales, así como por el senador por Florida Rick Scott.
Durante su visita se espera que Biden converse con residentes afectados y en la tarde ofrezca un discurso, en el que previsiblemente dará a conocer los planes de la Administración federal para ayudar en la reconstrucción.
Este mismo miércoles, Biden extendió por otros treinta días el plazo de ayudas para la recogida de escombros y la implementación de medidas de emergencia para los afectados por el huracán Ian en el estado de Florida.
Según la declaración de desastre mayor emitida por el presidente el pasado 29 de septiembre, se pusieron a disposición de Florida fondos federales para la remoción de escombros y medidas de protección de emergencia, incluida la asistencia federal directa, por un plazo de treinta días, el cual hoy se ha duplicado.
FEMA dio a conocer el martes que aprobó más de 70 millones de dólares para los sobrevivientes de Ian en Florida, donde de acuerdo a las cifras oficiales 72 personas han muerto directamente a causa de Ian, pero los medios que llevan su propia cuenta hablan de más de un centenar.
Ian tocó tierra el pasado miércoles en Cayo Costa, una pequeñ;a isla en el suroeste de Florida, con vientos máximos sostenidos de 240 km/h y dejó vías y puentes destrozados que dejaron incomunicadas varias islas de cara al Atlántico.