EFE | LA PRENSA DE LARA.- El papa Francisco consagró hoy Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en una ceremonia en el Vaticano, en la que pidió la paz y condenó la destrucción de la guerra.
La liturgia por la paz se celebró al mismo tiempo en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en Fátima (Portugal), donde Francisco envió al limosnero papal, el cardenal Konrad Krajewski, pero además el papa había pedido en una carta a todos los obispos y los fieles del mundo que se unieran al acto.
«En estos días siguen entrando en nuestras casas noticias e imágenes de muerte, mientras las bombas destruyen las casas de tantos de nuestros hermanos y hermanas ucranianos indefensos», dijo el pontífice en su homilía.
«La guerra atroz que se ha abatido sobre muchos y hace sufrir a todos, provoca en cada uno miedo y aflicción. Experimentamos en nuestro interior un sentido de impotencia y de incapacidad», añ;adió.
El papa afirmó que «las seguridades humanas no son suficientes» y se necesita «la presencia de Dios, la certeza del perdón divino, el único que elimina el mal, desarma el rencor y devuelve la paz al corazón».
Y opinó que las personas por sí mismas no logran «resolver las contradicciones de la historia» ni las del corazón humano, por lo que necesitan «la fuerza sabia y apacible de Dios».
«Necesitamos el Espíritu de amor que disuelve el odio, apaga el rencor, extingue la avidez y nos despierta de la indiferencia. Necesitamos el amor de Dios porque nuestro amor es precario e insuficiente», apuntó.
Por eso, «en unión con los obispos y los fieles del mundo», Francisco deseó «llevar al Corazón inmaculado de María todo lo que estamos viviendo; renovar a ella la consagración de la Iglesia y de la humanidad entera y consagrarle, de modo particular, el pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que con afecto filial la veneran como Madre».
La Conferencia Episcopal ucraniana había solicitado al papa que consagrara al Inmaculado Corazón de María a los dos países contendientes «tal y como pidió la Santísima Virgen en Fátima», en referencia a las supuestas revelaciones que la Virgen entregó a tres jóvenes pastores en la localidad portuguesa de Fátima en 1917.
La Virgen, según el segundo misterio, exigió la consagración de Rusia, que aquel añ;o empezaba la revolución que desembocaría en su etapa soviética, o de lo contrario el país «difundiría sus errores por el mundo promoviendo guerras y persiguiendo a la Iglesia».
El papa Pío XII ya consagró este país el 7 de julio de 1952 en su Carta Apostólica «Sacro vergente anno» y el 21 de noviembre de 1964 Pablo VI la renovó, en el marco del histórico Concilio Vaticano II.
Fuente: EFE