Agencias | LA PRENSA DE LARA.- El funeral por el duque de Edimburgo, consorte de la reina Isabel II, arrancó este sábado a las 14.08 GMT en la capilla de San Jorge, adyacente al Castillo de Windsor, tras un minuto de silencio en memoria del príncipe Felipe.
El coche fúnebre, un vehículo híbrido customizado por el mismo duque, llegó al templo flanqueado por representantes de diferentes regimientos militares y seguido por sus cuatro hijos en primera línea, tras una procesión de unos 15 minutos desde el castillo, antes de comenzar la ceremonia, con solo 30 invitados.
Una salva y un campanada marcaron el «último viaje» del duque de Edimburgo. Toda su familia, salvo al reina, se incorporó a la procesión que acompañó al Land Rover donde que transportaron sus restos mortales por el interior del perímetro del castillo. A falta de 15 minutos para la ceremonia, Isabel II, de riguroso luto, subió a bordo de Bentley oficial para recorrer el corto trayecto entre la «entrada soberana» al castillo y la capilla de San Jorge.
La insignia del duque de Edimburgo, el bastón de mariscal de campo, las alas de la Royal Air Force y motivos decorativos de Grecia y Dinamarca se añadieron al altar de la capilla de San Jorge. La ceremonia familiar se celebró en el coro de la iglesia gótica, donde se palpaba la sensación de vacío: los 30 invitados, con mascarillas, siguieron escrupulosamente las reglas de distanciamiento social.
Pese a la austeridad en su despedida, el príncipe de Edimburgo -que sirvió en la Segunda Guerra Mundial- quiso contar con toda la pompa militar, con un papel destacado para los Marines y para la Royal Navy, el homenaje del Regimiento Real de Artillería a Caballo y la banda de la Guardia de Granaderos poniendo el fondo musical.