EFE | LA PRENSA DE LARA.- Los pasivos ambientales, no muy conocidos a pesar de sus graves consecuencias en el medioambiente, son una de las lacras que Colombia busca combatir a través de una ley que no solo revierta los daños ya causados por industrias en los entornos naturales, sino que también fiscalice la destrucción de la naturaleza.
Colombia, el segundo país más biodiverso del mundo, cuenta actualmente con 161 «impactos no resueltos» fruto de los pasivos ambientales, como se le conoce a la deuda ambiental que genera una empresa por daños ambientales.
La flamante ley fue sancionada hace unas semanas por el presidente, Gustavo Petro, y busca acabar con los pasivos ambientales que están deteriorando el medioambiente y provocando afectaciones a la salud pública.
Ríos y quebradas con trazas de metales, disminución de la fauna, enfermedades en las personas, dificultad para respirar o productos alimenticios en mal estado son algunos de los múltiples problemas que generan los impactos no resueltos que hay en Colombia según la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA).
En este contexto, la ley establece define lo que se entiende por pasivo ambiental para poder fijar sanciones en relación a los pasivos, que se entienden como las «afectaciones ambientales originadas por la mano del hombre, autorizadas o no, acumulativas o no (…) que generan un nivel de riesgo no aceptable para la vida, la salud humana o el ambiente«.
Boyacá, la zona más afectada de Colombia
El departamento de Boyacá (centro) concentra 109 de los 161 pasivos ambientales, una región muy castigada por la extracción de hidrocarburos que ha contaminado ríos y quebradas, afectando a nacimientos y zonas de pastoreo.
«Estos pasivos afectan principalmente a la salud pública», señaló a EFE la secretaria de Ambiente de Boyacá, Karen Molano, ya que afectan a «los cuerpos de agua que abastecen a productos rurales, sistemas de regadío y las actividades económicas artesanales».
Donde se ha podido evidenciar es en la pesca, ya que se ha reducido la producción y se han encontrado trazas de metales pesados en los pescados.
Los municipios de Puerto Boyacá y San Luz de Gaceno son los lugares donde empresas petroleras como Mansarovar Energy, Unión Temporal Ismocol y Nikoil Energy Col están derramando hidrocarburos y liberando gases que afectan al ecosistema.
Otros pasivos ambientales en Colombia
Otros departamentos como Santander, Putumayo o Antioquia no están exentos de este problema medioambiental. Tampoco Bogotá, donde uno de los recursos hídricos más importantes para la ciudad, el Río Bogotá, registra altos niveles de contaminación por las industrias que en su orilla operan.
Aunque los vertimientos domésticos son la principal causa del mal estado del río, las industrias de metalurgia, minería y curtiembres (lugar donde se procesan las pieles de los animales en cueros) también han dañado este recurso natural.
«A no más de cinco kilómetros del nacimiento del río ya están los vertimientos por curtiembres y aparecen metales pesados como el cromo, que tiene impacto en la salud humana», explicó a EFE el director de gestión integral del recurso hídrico del Ministerio de Ambiente y Sostenibilidad, Fabián Mauricio Caicedo.
Actualmente, agrega Caicedo, las grandes industrias cuentan actualmente con una normativa de licencia ambiental de inspección.
Una ley que llega tarde
La ley lleva después de que organizaciones y expertos pidieran legislar estos impactos ambientales durante años.
Caicedo señaló que la dificultad de aprobar esta ley que ha generado tanto debate era que ningún ministerio quería asumir la responsabilidad de los pasivos ambientales no resueltos años atrás, puesto que habría que pagar para reparar los daños causados por las industrias.
La ley definirá qué cantidad de vertidos puede asimilar cada recurso natural. Además, habrá sanciones para las empresas que no cumplan las decisiones tomadas por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible con multas económicas e incluso con el cierre de la empresa.
Con la llegada de esta ley se salda una deuda histórica con los pasivos ambientales en Colombia, aunque queda por ver cuánto se pueden reparar los ecosistemas ya dañados y cómo de efectiva va a ser la fiscalización para evitar nuevos impactos.
Información: EFE, Bogotá, 30 sep