Reuters | LA PRENSA de Lara.-& ; El presidente chileno, Sebastián Piñera, celebró 30 años desde el regreso del país a la democracia el miércoles, incluso cuando estallaron incidentes de violencia dispersos en la capital junto con renovados llamamientos para una protesta masiva contra la injusticia social y la desigualdad.
El dictador Augusto Pinochet derrocó al gobierno socialista democráticamente elegido de Salvador Allende en septiembre de 1973. Durante el mandato de Pinochet, que terminó en 1990, unas 3.000 personas murieron o desaparecieron en Chile. Muchos más fueron torturados, según informes de la comisión de verdad del gobierno.
& ;Piñera dijo en un discurso en el palacio presidencial de La Moneda el miércoles que la democracia fue quebrada en 1973 cuando las fuerzas políticas recurrieron a la violencia, instando a no sustituir el «diálogo por intolerancia».
«Pasamos, sin darnos cuenta, del (…) diálogo a la intolerancia», señaló sobre esa época.
El mandatario remarcó la importancia de condenar la violencia y «cuidar nuestra democracia».
«Necesitamos la ayuda de todos los chilenos para enfrentar estos tiempos difíciles y desafiantes», agregó Piñera, quien mencionó que la paz y la democracia no están garantizados.
Sin embargo, líderes de la oposición criticaron la ceremonia de media mañana de Piñera, calificando las celebraciones de inapropiadas dado el resurgimiento de los abusos de la policía durante varios meses de protestas a fines del 2019.
Varios grupos de derechos humanos han presentado informes que detallan las denuncias de tortura, fuerza innecesaria y agresión sexual luego de meses de disturbios que empezaron a fines del 2019.
Las acusaciones contra las fuerzas de seguridad han persistido hasta marzo, cuando las protestas comenzaron nuevamente después de que muchos trabajadores y estudiantes chilenos regresaron de las vacaciones de verano en el hemisferio sur.
El domingo, espectadores capturaron en video a la policía golpeando a un anciano en una protesta, lo que renovó la furia en Chile.
Patricio Bao, de 69 años, requirió 14 puntos de sutura en el párpado y la cabeza después de un asalto en el que, según las imágenes, fue golpeado, estrangulado y arrastrado por dos policías antidisturbios fuertemente armados después de asistir a la marcha del Día de la Mujer por el centro de Santiago con su esposa e hijas.
Mientras las barricadas ardían en el fondo, se ve a varias mujeres gritando, rogándoles a los efectivos que paren y tratando de ponerse entre la policía y el hombre en un video que se volvió viral en las redes sociales.
El incidente fue ampliamente condenado, y el ministro del Interior de Chile lo declaró un «uso excesivo de la fuerza». José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, que estudió el manejo policial de casi cinco meses de disturbios, lo calificó como un «espectáculo grotesco».
La policía dijo que Bao había atacado a un oficial de policía antes de la golpiza y que había sido detenido por una pelea.
El martes, Bao presentó una denuncia contra la policía en la unidad de derechos humanos de la policía de investigación chilena (PDI). La oficina del fiscal chileno supervisará el caso, confirmó un portavoz.
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