EFE | LA PRENSA DE LARA.- La organización defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional manifestó este martes su «indignación» por el asesinato de tres ecologistas en la Amazonía, miembros de la misma familia, que confirma a Brasil como uno de los países más peligrosos para los ambientalistas en el mundo.
Las víctimas, que murieron tiroteadas, fueron identificadas como «Zé do Lago», su esposa Marcia, y la hija de la pareja, Joene (menor de edad), cuyos cuerpos fueron encontrados el domingo en avanzado estado de descomposición cerca de donde vivían, en una casa en las orillas del Xingú, uno de los mayores y más importantes ríos de la Amazonía brasileña.
La familia, que vivía en esa región amazónica hacía dos décadas, se destacaba por sus actividades de protección ambiental y por su esfuerzo para salvar tortugas fluviales mediante la protección de sus nidos y la liberación todos los años de centenas de crías.
El triple homicidio ocurrió en la jurisdicción de Sao Félix do Xingú, un municipio en el estado amazónico de Pará (norte), con un largo historial de violencia por la posesión de tierras y contra los defensores de la preservación ambiental en la mayor selva tropical del mundo.
«Amnistía Internacional manifiesta su indignación por el asesinato de una familia de ambientalistas en Sao Félix do Xingú», afirmó la organización internacional.
Dos de los cuerpos fueron encontrados al lado de la casa donde vivían y el tercero fue hallado flotando en el río. Los tres tenían marcas de disparos de armas de fuego en diferentes partes del cuerpo.
La Policía sospecha que, por el estado de descomposición de los cuerpos, los crímenes ocurrieron al menos tres días antes de que el múltiple crimen fuera descubierto.
Pese a que la Policía Civil de Pará asumió la investigación, hasta ahora carece de pistas o sospechosos, así como de tesis sobre los posibles motivos del triple asesinato.
Según Amnistía Internacional, el crimen confirma a Brasil como el cuarto país con más ecologistas asesinados en el mundo, según las cifras de la organización Global Witness.
La organización citó estadísticas de la Comisión Pastoral de la Tierra, vinculada al Episcopado de la Iglesia Católica, según las cuales 26 personas fueron asesinadas el año pasado en Brasil por conflictos rurales.
«Las amenazas, agresiones y asesinatos de defensores y defensoras del derecho al medioambiente, íntimamente relacionado a las luchas por justicia ambiental y climática y a la resistencia de los pueblos del campo, los bosques y el agua, no constituyen casos aislados en Brasil», alegó Amnistía Internacional.
Agregó que los asesinatos ocurridos en Sao Félix do Xingú fueron incentivados por los discursos y prácticas de autoridades públicas, que criminalizan y persiguen defensores de derechos humanos, ambientalistas y líderes indígenas en Brasil.
«El ambiente hostil para la defensa de los derechos humanos es estimulado por una política antiambiental», añadió.
Afirmó que estará atenta a las investigaciones del crimen para garantizar que sus responsables sean identificados y juzgados lo más rápido posible.
«El Estado brasileño tiene la obligación de actuar para contener la ola de violencia y el ciclo de impunidad que se perpetúan en la región amazónica y en todo Brasil», concluyó.
Según Global Witness, un total de 227 defensores del medioambiente fueron asesinados en 2020 en todo el mundo, pero la lista es encabezada por Colombia, Filipinas, México y Brasil.