Desde 1988 el voluntariado de Ascardio trabaja al ritmo de este centro de salud que busca prevenir y aplicar tratamientos a las enfermedades cardiovasculares desde hace mas de 40 años en Barquisimeto. Las 17 mujeres que conforman hoy en día este grupo conocen a la perfección el funcionamiento del centro médico y se mantienen prestas para apoyar a cualquier unidad.
Dilcia Gil de Betancourt, una de las fundadoras, comenta que esta fue una iniciativa de Enohe Riera hace 36 años, cuando propuso su creación a la directiva de ese entonces. Ella, junto a un grupo de amigas trabajarían para apoyar la obra de la institución, desde entonces cada martes y viernes desde las 9:00 de la mañana hasta las 12:00 del mediodía están en las instalaciones orientando a los pacientes que llegan buscando información de dónde queda algún área, dónde se pueden hacer los exámenes, la idea es orientar a las personas por las grandes dimensiones de la institución.
Cerca de donde se toman las citas de cardiología está una pequeña oficina donde estas mujeres vestidas de rosado, además de dar información venden ropa, zapatos, revistas, textos escolares, obras literarias, bisutería, artículos de cocina y hasta de navidad. Estos productos pueden ser nuevos o usados, pero que les donan en muy buenas condiciones y venden a precios bajos.
A pesar de los costos módicos, la idea es que no sólo el que guste compre algo, sino lograr generar un ingreso el cual es entregado a la administración de Ascardio, lo que les permite seguir contribuyendo con la labor que allí se realiza. Además, las voluntarias reciben capacitación constante por parte de la institución sobre todos los servicios que se prestan. «Uno nunca deja de ser voluntario porque en cualquier momento y lugar nos pueden preguntar por un servicio y nosotras sabemos responder», asegura Gil.