Osman Rojas | LA PRENSA.- Las calles del estado Lara se han convertido en un mercado a cielo abierto. En cada esquina de la ciudad ver a gente vendiendo algo se ha convertido en algo habitual. Masa de maíz, yuca, auyama, frutas, panes y hasta carnes y pescados ofrecen los vendedores al público.
En el norte y en el centro de la ciudad es donde más se observa este fenómeno. La crisis económica que hay en el país ha llevado a muchos venezolanos a buscar ingresos extras y los médicos ven con preocupación esta tendencia, pues no hay ningún ente de salubridad que supervise estos tarantines.
“La gente come lo que hay para matar el hambre y muy pocas veces consideran las consecuencias que esto puede acarrear”, dijo el doctor Ruy Medina, director sectorial de Salud al ser consultado sobre este tema. Para el doctor, las políticas de alimentación implementadas por el Gobierno nacional son las responsables de convertir las calles en mercados.
La compra de comida en la calle ha tenido un efecto inmediato en la salud de las personas. Según los números que maneja el área de gastroenterología del Hospital Central, ahora mismo se ven en consulta unas 70 personas al día. El promedio hace seis meses era de 50 consultas diarias.
“La mayoría de personas que vienen a consultarse presenta cuadros de diarrea intensos. Uno siempre hace entrevistas a los pacientes para ver qué pudo caerles mal y el 90 % de los casos habla de cosas que se comieron. Esto se está saliendo de control y es algo realmente alarmante”, contó una enfermera del servicio que prefirió no revelar su nombre por seguridad.
En menos de dos meses, en la entidad se han registrado tres muertes por intoxicación tras consumir alimentos. A principios de diciembre dos personas fallecieron por consumir masa de maíz mezclada con cal, mientras que el pasado miércoles un niño de 4 años perdió la vida luego de intoxicarse con yuca amarga.
“Hay que hacer un llamado a las personas para que no compren en cualquier sitio. Uno ve en la calle ofertas engañosas y la gente por ahorrar hace cualquier cosa”, asegura César Rivas, coordinador del grupo médico Lara Entera por la Salud.
Máryori Chávez, contralora sanitaria en la entidad, ha reiterado en varias ocasiones que ellos hacen constantes recorridos por las calles de la ciudad. Decomisan mercancía y desarman tarantines, pero en poco tiempo la gente los arma de nuevo.
“No podemos meter presos a todos los que venden comida en las calles. Es un tema de conciencia”, lamenta Chávez.