Luis Marchán | LA PRENSA de Lara.- El poco poder adquisitivo del salario mínimo de los venezolanos ha obligado a la mayoría a estirar el dinero para satisfacer sus necesidades alimenticias, incluyendo las llamadas «balas frías» para frenar un poco el hambre, especialmente en horas del mediodía cuando los trabajadores, al no llevar almuerzo, deben conformarse para comprar en un puesto de comida rápida una cachapa.
Los comerciantes en locales alquilados o en los kioscos de la zona comercial de la ciudad, manifestaron que la demanda de este rubro se encuentra muy bajo por la subida intempestiva del dólar negro que golpea diariamente el bolsillo, siendo los precios muy variados por la competencia. Según sus estimaciones, la clientela bajó en un 60% aun cuando ofrecen combos con refrescos o media docena de cachapa pura en 12 mil bolívares; una cachapa sin nada, 5.000 bolívares; con queso fino, 14.000 y con queso grueso, 20.000.
Otro de los problemas que aquejan a estos pequeños comerciantes son los precios de los insumos como el jojoto, azúcar, mantequilla, queso de mano por el disparo del dólar volando los costos..