José Najul | LA PRENSA.- Ampliar el paladar hacia otras fronteras es estimulante gastronómica y financieramente. Poblar la lengua de nuevos sabores con mezclas de brillantes vegetales que se conjugan permite nutrir estómagos marchitados por la crisis económica.
Con unos 2 mil bolívares se puede hacer un plato, basado exclusivamente en hortalizas, con el que pueden llegar a alimentarse hasta tres personas. Ayer, platillos como el pan de plátano verde, minestrone y berenjenas rellenas inundaron la mesa de los trabajadores de la empresa Migo, que fueron instruidos por el chef José Soto durante siete semanas en la elaboración de diversas recetas.
Soto explica que existe un sinfín de rubros que pueden suplir elementos como las proteínas. Además, la comida vegetariana permite erradicar la esclavitud hacia las harinas, las mantequillas y los aceites, productos que, en la actualidad, someten el salario del venezolano a los precios especulativos de revendedores de oficio que pulverizan el poder adquisitivo de los trabajadores.
La mayoría de las recetas pueden elaborarse sin conocimientos muy avanzados de cocina. El aprendiz tampoco requiere de utensilios caros, sino que por el contrario requieren el uso de los implementos básicos, que cualquier familia tiene a mano en sus casas. Tampoco hay que empeñarse mucho para ver culminado un plato. Muchas de las recetas que ha promovido Soto pueden realizarse en media hora, y se basan en el corte de vegetales, y algunas utilizan el horno.
Es una muy buena opción. Me parece que ha sido una buena enseñanza. Además hay que destacar que este tipo de recetas, además de ser muy sanas, llenan bastante, así que no es que por haber comido vegetales,la persona va a estar luego pasando hambre”, expresa Mayerlis Ramos, familiar de uno de los trabajadores de Migo.
Varias jornadas
El aprendizaje de la cocina vegetariana está siendo promovido por Soto en diversos espacios de la ciudad de Barquisimeto. Además de acudir a la empresa Migo, pretende difundir estos conocimientos en diversas comunidades del oeste.
La idea es que el trabajador comprenda que, a pesar de la crisis económica, puede seguir llenándose el estómago y manteniendo niveles decentes de nutrición y de saciedad para afrontar la jornada laboral.