José Miguel Najul | LA PRENSA.- Cientos de feligreses colmaron la iglesia “Coromoto” para conmemorar el 364 aniversario de la advocación epónima del templo. Lo hicieron, elevando plegarias a la Virgen, pero también agradeciendo por los milagros que, a través de la fe, les ha concedido.
“El mayor milagro que la Virgen de Coromoto hizo por mí fue salvarme la vida. Fue el 15 de diciembre de 1990, cuando evitó que muriera”, confiesa Marcos Torbello, quien estuvo en un accidente de tránsito en esa época.
En su silla de ruedas, Marcos asistió acompañado de la señora Antonia Carrillo, quien comentó que los habitantes del sector de Bararida son, históricamente, muy creyentes de esta advocación, y que asisten frecuentemente a la iglesia.
Las personas manifestaban que las peticiones y los agradecimientos son frecuentes durante todo el año, pero se intensifican en el marco del aniversario, que es cuando los creyentes de otras parroquias deciden migrar, transitoriamente, hasta esta iglesia en particular, para hacerle seguimiento a las actividades que desarrollan.
En esta ocasión, las celebraciones comenzaron temprano. Desde principios de mes la parroquia organizó misas especiales por los niños, por los abuelos y ancianos, por los fieles difuntos, enfermos, por la familia, catequistas, vecinos y por Venezuela.
Culminaron ayer con una misa solemne por Nuestra Señora de Coromoto. La homilía del párroco partió de un recuento histórico a través del cual recordó la primera aparición de la Virgen, que se dio durante el proceso de conquista y evangelización que hicieron los españoles en sudamérica.
Recordó que muchas veces los propios evangelistas se oponían a la violencia que aplicaban los conquistadores hacia el pueblo indígena.