Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- «Se limpia con agua», una frase que no tiene garantía de la verdadera desinfección que amerita un centro asistencial. Es la respuesta de una camarera del Hospital del Seguro Social Pastor Oropeza, al lamentar que últimamente deben rendir el cloro o jabón de una medida equivalente a dos dedos hasta llevarlos a 4 litros. Ni saca espuma, en este indicio de falta de higiene que expone a personal y pacientes sin la dotación fija de implementos de bioseguridad ni la debida asepsia por la falta de suministro de agua en este hospital de Barquisimeto.
Todo se desarrolla en un clima que califican de angustia, hasta con miedo a identificarse, pero que es confirmado por Alberto Domínguez, titular del sindicato de este centro del seguro, al reiterar que desde la semana pasada se estaba registrando personal infectado por covid-19 y directivos aplicaron pruebas para confirmar el diagnóstico, además de aislar al personal contagiado. A mediados de noviembre fueron confirmados tres pediatras y para el fin de semana siguiente se conoció de un especialista de Medicina Interna, seis residentes y presuntamente una camarera.
Como el principal detonante, cita Domínguez, el servicio intermitente de agua, comprometiendo las medidas de prevención contra el covid-19, cuando es difícil cumplir con el lavado de manos y la desinfección de diversas áreas del centro de salud, sabiendo de áreas más propensas, como Emergencias, Neonatología, Cuidados Intensivos y pabellones. «Sólo se pide apoyo a la gobernación, entendiendo que se trata de una dependencia nacional, pero que amerita respaldo frente a la contingencia», señaló al conocer los esfuerzos desde la directiva, en algunas oportunidades para conseguir combustible para las bombas.
También criticó que «sí hubo plata para la campaña, pero siguen sin dotación». De allí, que considera el déficit de personal ya sentido entre camareras con un estimado que apenas se acerca a 30, de las casi 60 en nómina hace 3 años. El descontento empieza desde el sueldo y el adelanto de aguinaldos a partir de Bs. 18 y Bs. 40 a más antiguos.
La fuente interna rechaza la recarga de trabajo, en un desgaste con apenas una camarera para 3 servicios, cuando mínimo debería ser una por servicio. Les ha tocado apoyar en diversas áreas.
«Lo principal es la falta de agua y fallas en dotación para limpieza», expresa la trabajadora con más de 15 años de carrera en este hospital. Recuerda que desde 2018 empezó a fallar la dotación semanal de tres botellas con capacidad para 4 litros de jabón e igual cantidad para cloro, además de 2 kilos de jabón en polvo. «Apenas son 2 dedos de cloro y toca rendirlo con agua a 4 litros», se lamenta y también lo aplican al jabón.
Exigen las 100 bolsas negras y rojas, para dejar de mezclar así desechos sólidos y biológicos en cajas de cartón. Llevan 2 meses sin guantes, cuya dotación debería ser a diario, exponiéndose al contacto directo de estos desechos y a la contaminación en baños, que acumulan excremento en pocetas o en potes por falta de agua.
Otro punto delicado es la carencia de mopas, al admitir esta trabajadora que un solo coleto sirve para limpiar sanitarios y determinadas áreas. De hecho, confirma que anteriormente contaban con 3 mopas en Neonatología, dejando una exclusiva a baños, mientras las otras 2 para los espacios con niños prematuros y de complicaciones. Pero en la actualidad, el mismo coleto para limpiar baños es utilizado en general y con el riesgo de contaminar. Asegura que la misma práctica ocurre en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Están en alerta por conservar asepsia
Para el doctor Ruy Medina, exdirector regional de Salud, todo espacio debe cumplir la asepsia en general, incluso con bactericidas o demás aquellos para neutralizar las bacterias. «Solamente se puede lavar con agua y se despeja. Lo importante es mover bacterias y dejar sin efectos a cuerpos extraños», cita dejando como ejemplo que los pabellones tienen la intervención inicial de camareras con agua, pero luego se desinfecta con detergentes, cloro y en casos de gangrenas se aplican bactericidas en determinadas áreas para evitar los riesgos de infecciones del personal o del mismo paciente.
Advierte que los hospitales deberían tener como norma a la pulcritud, ante el riesgo de las excesivas visitas de familiares, cuyas huellas pueden dejar hasta residuos de aguas servidas, frente a la común proliferación de botes de cloacas en principales arterias viales. No hay garantía de desinfección si no se cumplen las medidas internacionales de la asepsia.