Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Cada minuto que pasa se convierte en un obstáculo. Cuando se halla un cadáver en estado de descomposición o cadavérico, las señales objetivas que permiten identificar quién fue la persona cuando estuvo en vida, se evapora.
Para los criminalistas y médicos forenses, revelar la identidad y causa de muerte de una persona que fue hallada en estado de descomposición y sin ningún documento, en algunos casos, es muy difícil debido a que las evidencias se pierden con el paso del tiempo.
El proceso por el cual los tejidos orgánicos empiezan a deshacerse a causa de la acción conjunta de las bacterias del organismo y del ambiente, es el enemigo que tiene una investigación. Aunque en la actualidad existen métodos tecnológicos que determinan las causas de muerte, resolver un crimen donde la víctima termina en esta fase amerita un “trabajón”.
Desde 2016 hasta el tres de febrero de 2017, un total de 27 cadáveres en estado cadavéricos o de descomposición fueron hallados en diferentes sitios de Lara. De ese número, 11 resultaron ser homicidios mientras que 10 no han sido identificados. Un médico forense consultado por La Prensa explica que lo primero que se complica son las huellas dactilares porque en muchos casos se borran. Por eso, el segundo elemento importante para identificar un cadáver, es la vestimenta que puede ser reconocida por familiares.
Sin embargo, la ropa también puede dañarse a causa de los líquidos emanados por el cuerpo y el ambiente en donde estuvo la persona muerta. Para los expertos en criminalísticas, es aún más complicado llevar a cabo el trabajo de investigación. El primer objetivo es dar con el nombre de la persona.
La fuente policial asegura que está etapa se hace muy cuesta arriba porque la mayoría de los cadáveres, cuando se trata de crímenes, son abandonados por los homicidas en lugares desolados y en donde no hay testigos, que puedan dar descripción de la persona.
Colectar evidencias en la escena del crimen es todo un reto, debido a que el ambiente y el paso del tiempo desaparece las pruebas. En los casos de homicidios, los detectives buscan material heterogéneo, es decir, la tierra que se halla por lo general en la espalda y en el calzado de la persona. A través de este último se pueden determinar por dónde estuvo la persona antes de ser asesinada. Pero si la persona fue asesinada en lugar, los casquillos de balas u otras evidencias pueden ayudar a resolver los casos y por supuesto a identificar el cuerpo. Pero cuando el cadáver es dejado en un lugar donde no fue asesinado, la investigación se complica por la carencia de evidencias.
Otra factor es que los animales devoran los cadáveres y puede generar que se pierdan más pruebas.
“Muchas veces no podemos saber la causa de la muerte, cuando se trata de un homicidio, comenzamos a buscar fracturas externas, heridas de balas, cortadas o golpes, en ese momento conocemos la causa de la muerte”, explicó el especialista.
Un punto clave que ayuda a identificar los cuerpos y agilizar el trabajo de los funcionarios del Cicpc, es que La mayoría de los cuerpos hallados, han sido de personas que han estado desaparecidas.