Joelis Sosa Alvarado | LA PRENSA.- Amenazas y fuertes medidas de represión enfrían las calles. Desde el pasado lunes el estado Lara se ha tornado tranquilo, ya no se ven las capuchas ni los morteros, no se siente el olor a caucho quemado ni la vibra de esa juventud que se enfrentaba sin temor con funcionarios de seguridad o presuntos colectivos con un solo propósito: “Lograr un cambio en el país”; hasta los cohetes se han dejado de escuchar, todo esto luego de “la represión desmedida” recibida el domingo pasado, que dejó dos muertos y más de 150 heridos en la entidad.
“Nos quieren meter presos, nos buscan con nombres y apellidos. La persecución ha sido brutal, de la nada llegan personas que sin conocernos y de manera altanera nos dicen que nos cuidemos, que saben quiénes son nuestros familiares, dónde vivimos y qué lugares frecuentamos, eso no nos atemoriza tanto, lo que nos tiene muy preocupados es que nos están matando sin medida”, afirmó de manera anónima uno de los jóvenes perteneciente a la resistencia, quien, además, mencionó que las amenazas no sólo vienen de funcionarios, sino también de colectivos y hasta los mismos vecinos les han pedido bajar la guardia por seguridad de todos.
Este joven comentó que una de las cosas por las que han dejado las calles es por la manera en que los funcionarios de seguridad han actuado para apagar las protestas, entre esas usar francotiradores, cumpliéndose una de las amenazas realizada por el excomandante de la Zodi Lara, José Torrealba, también la amenaza que hizo Diosdado Cabello de manera pública la semana pasada en su programa de opinión “Con el Mazo Dando”, donde les advirtió a los vecinos de la urbanización El Obelisco que les tenía “una sorpresita”, días después asesinan de un tiro en la cabeza a Luis Zambrano, un deportista perteneciente al Club Corredores del Oeste.
Esto ha sido uno de los factores por el cual los jóvenes que se autodenominaron “resistencia” se han apartado de las guarimbas, muchos se han ido de sus hogares, algunos han salido de la ciudad y otros hasta del país, pero ratifican que sus ganas de “lograr un cambio” permanecen intactas a pesar del temor a ser detenidos o asesinados; por ahora “están de reposo”, pero afirman que la lucha continuará. Otra de las quejas de los jóvenes de la resistencia es el diálogo interno y secreto realizado por dirigentes de la MUD. “Negociaron con el diablo luego de que mataran a más de 100 jóvenes, eso si es una traición a la patria”, señaló otro de los jóvenes, quienes aseguran que el país no necesita elecciones regionales, sino un cambio de estructura comenzando por el CNE y el TSJ.