Lorena | Rojas | LA PRENSA de Lara.- Las medidas de confinamiento en el país no han sido impedimento para que iglesias y fundaciones sigan llevando un aliento de esperanza a los más vulnerables a través de un plato de comida.
La Iglesia Misión Cristiana para el Mundo (MCM) desde Cerritos Blancos, la capilla de San José, ubicada en Los Pocitos, la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, que se encuentra en la Urb. Andrés Bello, y fundaciones aliadas al Proyecto Únete trabajan como soldados para realizar ollas comunitarias, ayudando así a cientos de niños y ancianos necesitados.
El padre Miguel Ángel Bombín de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe comenta que antes las personas llegaban a las instalaciones de la iglesia a esperar el alimento, pero por las medidas de restricción ya no lo pueden hacer, por lo que salen miércoles, viernes y domingos a entregar casa por casa los desayunos, almuerzos o cenas.
«Procuramos que para preparar la comida no sean tantas personas, máximo 10 porque es mucho alimento el que se prepara», dice Bombín destacando que antes de que llegara la pandemia habían realizado un censo con las personas más necesitadas de la comunidad.
La Iglesia MCM la cual es dirigida por el apóstol Keison Carrillo, cuenta desde hace varios años con un banco de alimentos que es una extensión de su Fundación Todas las Cosas en Común, pero ahora tienen la modalidad de entregar comida casa por casa para evitar las aglomeraciones.
Carrillo explicó que los pastores, líderes y miembros de la iglesia central e hijas recorren las comunidades para ayudar a los más necesitados. Hasta mayo contabilizaban 5520 almuerzos entregados sólo durante el período de la cuarentena.
«Se entregan los alimentos teniendo en cuenta las medidas de prevención, son unas 500 comidas diarias», dice Carrillo.
En la capilla de San José las hermanas «Esclavas de Cristo Rey» tienen la misión «Dejad que los niños vengan a mí» donde atienden a unos 180 niños cada dos o tres días con diferentes tipos de ayuda
Las seis fundaciones que son parte de la alianza «Proyecto Únete» replican esta acción en diferentes comunidades vulnerables donde reparten unas 3.000 comidas cada fin de semana.
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