Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La improvisación en un plan de vacunación que no termina de cuajar, así como la relajación de medidas de bioseguridad y la falta de condiciones en instituciones educativas ha generado una ola de contagios en varios planteles de seis estados, entre los que se cuenta a Lara que ha obligado a la suspensión de actividades académicas y administrativas, a tan sólo 16 días del inicio de clases, en aras de frenar el avance del COVID-19.
De manera extraoficial, se conoce que los infectados están entre alumnos y personal docente; sin embargo, no hay cifras exactas de cuántos pacientes dieron positivo ni cuántos planteles a nivel nacional habrían cerrado sus puertas. Docentes afirman que la situación se agravó ante las fallas de servicios públicos en escuelas, pues 95% está sin dotación en implementos de bioseguridad.
De acuerdo a algunas notificaciones referidas a los representantes, gremios se enteran que la suspensión abarca planteles en Anzoátegui, Bolívar, Sucre, Mérida, Zulia y Lara. Solamente en la región larense, Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores, conoció de manera extraoficial la paralización por casos sospechosos en el CEI Tamaca y EB de El Potrero, ambos en la parroquia Tamaca de Barquisimeto; escuela Pablo Manzano Veloz de la calle 60 y colegio María Pereira Daza, en El Ujano, los dos ubicados en la capital larense. Entre los foráneos están el liceo Egidio Montesinos en Carora, y la escuela de El Molino y el grupo escolar Roberto Montesinos de El Tocuyo.
Ignoran la totalidad de afectados y hasta el equipo de La Prensa intentó comunicarse con Javier Cabrera, autoridad sanitaria regional, pero no fue posible. Sólo se conoce que se trata de planteles educativos que abrieron sus puertas desde el 25 de octubre con una programación por secciones y que ante el alarma por docentes o alumnos afectados, optaron por llamar a asamblea y con el consentimiento de los padres reprogramar dicha interrupción con más peso en la asignación de trabajos virtuales.
Se retumban las sirenas en todo el país, cuando Euribiades Verdú, titular de Colegio de Profesores de Venezuela, lamenta la falta de comprobación y lo difícil de continuar de manera regular en las escuelas públicas, ante las deficiencias de servicios que no garantizan el suministro fijo del agua y poco pueden esperar de la disposición de lavamanos, entre las principales medidas de prevención.
«Lo más complicado es que se está dando un tratamiento distinto a la educación, más favorable para aquellos de mayor poder adquisitivo», rechaza con temor de esa mayoría del 80% que forma parte de la matrícula pública, pero sin la garantía de contar con los servicios públicos, personal sin implementos de bioseguridad y las quejas del personal obrero.
Mientras tanto, Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva, anunció que el plan de vacunación fue ampliado en todo el país, para lo cual fueron habilitadas dos cadenas de farmacia de renombre en el país, con el objetivo de lograr mayor número de inmunizados.
Explicó que en estos centros de vacunación habilitados se está aplicando el biológico de origen chino Vero Cell Sinopharm, mientras que a los niños con edades entre dos y 12 años se está usando la fórmula de origen cubano Soberana II, que luego será ampliada con la Abdala.
Aclaró que quienes aún no han sido inmunizados pueden acudir sin esperar una cita otorgada por el Ministerio de Salud. Menores de edad deben ir con sus padres.
Ojo del huracán
Una de las bases que consideran aún se tambalea, es desde el plan de inmunización. Verdú recuerda que se debió contar con la aplicación masiva en la población en general y así abarcar a los menores. Su voz cambia y se llena de impotencia, cuando llama a la reflexión a las máximas autoridades. «El llamado es a la conciencia por lo delicado de empezar en los niños con vacunas que no han sido autorizadas ni tienen la comprobación científica», alertó de la inclusión de Soberana II y Abdala para este grupo de niños más pequeños, desconociendo su garantía y reconocimiento desde la Organización Mundial de la Salud.
Sin necesidad de un guion, la comunidad científica ya se había pronunciado al respecto. Desde La Academia Nacional de Medicina, su secretario general, Huniades Urbina, confirma esa preocupación frente a un plan de inmunización que arrancó a mediados de febrero de 2021 y empezó contrarreloj con los anuncios desde el Ejecutivo nacional. Un agite por cubrir a la población estudiantil y la promesa de atenderlos con el esquema vacunal completo en octubre. Es así como las fechas se fueron corriendo, a sabiendas del 16 de septiembre con el arranque de las actividades administrativas, luego el llamado a presencial para el 4 de octubre y finalmente se extiende hasta el lunes 25, justo cuando empiezan a atender a los adolescentes desde los 12 a 18 años en planteles y con la administración de la vacuna Sinopharm, en compañía de los padres para el consentimiento.
Ante la evasiva del Gobierno de prestar atención, Urbina recalca ese exhorto a reconsiderar la aplicación de los candidatos vacunales cubanos Soberana II y Abdala para menores de 11 años. «No se trata de vacunas y aún está en fase experimental», precisan.
A manera de cantaleta, fueron insistentes y siguen sosteniendo que lo más adecuado era empezar a inmunizar mínimo 15 días antes de la fecha estimada de arranque de actividades, considerando que ya se había cubierto todo el personal educativo y con sus familiares, además de cerciorarse que los padres y parientes cercanos a los estudiantes ya gozaran del esquema vacunal completo, con la dos dosis y así el organismo esté preparado para la producción de anticuerpos.
Es la base sólida para lograr la protección frente a un virus que coge más fuerza con las 5 variantes circulando en el país, siendo la delta, de más riesgo de infección y con una rapidez en el cuadro clínico, responsable de la mayoría de casos comunitarios de los más de 414.220 infectados y casi 5 mil decesos en el país.
La relajación sin la prevención ni la dotación de implementos de bioseguridad es la principal amenaza apreciada por el infectólogo Antonio González Mata, al advertir que por cada 3 adultos infectados, hay el riesgo de un niño contagiado.
Además, es importante tener la certeza del diagnóstico confirmado con las respectivas pruebas o tomografías, evitando que se confunda un rebrote de influenza con la infección de coronavirus. El descarte incluye a todo el círculo cercano y de confirmarse en positivo, la suspensión de actividades debe ser mínimo de 10 días, con la debida desinfección. Vacunas aprobadas y plan de contingencia es la exigencia desde gremio y especialistas para dejar de exponer a menores.