William Croes | LA PRENSA.- En el 2013 comenzó el desplome del servicio de transporte extraurbano. Dueños de líneas y usuarios añoran esos días cuando desde Lara se podía llegar a más de 20 estados por vía terrestre, sin tener que hacer trasbordos o someterse a largas colas o listas de esperas para abordar el único bus que sale a ciertos destinos.
Basta con ver el movimiento en la zona de embarque del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto para ver que ya no es lo mismo. El espacio perdió su dinamismo, cada vez el flujo de personas con maletas es menor, pero también es cierto que también hay menos unidades disponibles.
De las 80 líneas registradas en el Terminal de Pasajeros quedan en funcionamiento 63. Líneas legendarias como: Rodovías, Aerobuses y Flamingo dejaron de operar en Barquisimeto. “Las agobió la situación país, la inflación y el alto costo de insumos que impacta en la operatividad de estas empresas que decidieron dejar de prestar el servicio”, expresa el ingeniero Luis Valencia, director del terminal terrestre cuando realiza una semblanza general del panorama en 2017.
La data de unidades registradas en el terminal para prestar el servicio a otros estados es de 3 mil 909, pero operativas, rodando en carretera hay mil 200 entre busetas, buscamas y carros cinco puestos. La reducción es del 70%, es decir, 2709 transportes menos.
Lo que también se ha ido a pique es la cantidad de viajeros en temporada de vacaciones o feriados. Es muy común escuchar a los conductores quejarse diciendo que ya no hay “zafra” sino “sufra” y las cifras confirman sus sufrimiento. En agosto del 2015 viajaron 2 millones y medio de personas y en el 2016 solamente un millón, lo que representa una disminución del 50%.
El desplome del servicio de transporte inicia con el deterioro de la macroeconomía del país. La disminución de las divisas oficiales impidió la importación de repuestos a tasas preferenciales, se generó escasez en insumos básicos y la inflación se fue comiendo las tarifas y sus pírricos incrementos anuales.
“La misión transporte y la creación de las proveedurías no han servido para atender la demanda del sector. No cubren ni al 10% de la flota que hay registrada legalmente en la entidad”, expresa Carlos Méndez, miembro de la comisión permanente del transporte.
Tarifas muy bajas
Los incrementos en las tarifas extraurbanas no van acorde a los índices inflacionarios de la economía venezolana. Mientras voceros oficiales aseguraron que en el 2016 hubo una inflación del 500%, entre los tres aumentos que se hicieron suman un 150%.
“La ganancia que deja un viaje es poca si tomamos en cuenta que se debe cancelar un chofer, un colector, cancelar impuestos y destinar fondos para el mantenimiento de las unidades”, expresa José Carvajal, un afiliado a la línea que cubre la región central, quien señala que con el nuevo incremento se debe hacer ocho viajes para poder comprar un caucho a un buscama.
Los dueños de las unidades deben enfrentarse a la inflación y cada vez son más los que pierden la batalla. Para poder encauchar una buseta de 50 puestos se requieren de un estimado de 80 viajes, que se hacen cuando mucho en un lapso de 45 días.