Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Las limitaciones aumentan para el sector comercial por la caída del consumo en un 62%. Economistas ven la sombra que empaña hasta los sectores alimentación y salud que reportan desaceleración, mientras sectores como vestido, calzado y otros quedan a la suerte de temporadas. Es el panorama del primer semestre de 2023 que no mejora por el deficiente ingreso del venezolano y la inflación acumulada de 96,3%.
El bajo salario y alta tasa de inflación son la combinación fatídica que mantiene la caída del consumo. Según el economista, Naudy Pereira, se ubica entre 60 a 62% y representa el desplome de la demanda frente al descenso del consumo público y privado, así como de la inversión en ambos sectores, además en las exportaciones petroleras y en general. «Claro que ha disminuido significativamente y la causa es la falta del poder adquisitivo del venezolano«, dijo. Agregó que Consecomercio lo confirma, al considerar la disminución del 70% en las ventas en el país, generando el cierre de empresas porque no cuentan con financiamiento bancario.
Un contexto que no mejora en este cierre del primer semestre de 2023 y que se venía arrastrando desde octubre del año pasado. Recalca que hasta el Banco Central de Venezuela (BCV) reconoce la inflación acumulada de 96,3% de enero a mayo y se estima que el salario mínimo esté depreciado en 84%, dejando la inevitable reducción del consumo y que hasta afecta al leve respiro que se tuvo en alimentación y salud el año pasado. «Aumentaría el consumo con el incremento del ingreso«, precisa.
Pablo Chirinos, titular de Fedecámaras Lara, reitera que la caída del consumo se ha mantenido en el primer semestre del año porque no se detiene la inflación y cada vez se pierde más el poder de compra. «Parece que eso se va a mantener en este primer semestre«, señala.
Explica que las variantes se determinan para cada sector con el escenario contraído, tanto así que alimentos está en 11%, pese a la impostergable necesidad de comer y que no se puede cumplir con una dieta balanceada. Mientras tanto, en telecomunicaciones se ubica en 30% como uno de los más afectados y a nivel industrial con 16%. Todo es una evaluación permanente y por sectores.
«Se está priorizando más», es la advertencia de Chirinos en cuanto a la administración del presupuesto familiar. Una disminución que estremeció también al sector salud con la baja demanda al superarse la pandemia por covid-19, al igual en farmacias. El calzado y vestido quedan a merced de la temporada, ahora podrían tener un repunte con los uniformes escolares.
Sólo con detenerse a mirar en la mayoría de establecimientos del centro de Barquisimeto se aprecian las tiendas con más vendedores que clientes, donde muchos sólo se asoman y se retiran sin llevarse ni siquiera una pieza. «No se me dio, será mañana», es una frase del vendedor Carlos Marín en un día sin ventas, quien tiene un puesto con ropa interior y ropa deportiva. Hace todo lo posible por ofrecer promociones con varias piezas y a precios accesibles, pero suele costarle vender tres bóxer (interiores) en $5 y por ese mismo precio un mono. La gente compra sólo lo que necesita al momento, señala.
Vivir muy alcanzado es lo que confiesa Carlos Rodríguez acerca de sus ingresos inestables en función de sus servicios como contador. Lo primero es resolver la alimentación y siempre intenta medirse para evitar gastos extras, porque no alcanza el dinero y toca administrarlo al máximo.
Por reinventarse y atraer a clientes
Estar a tono con las tendencias y aprender a ser pacientes. Esa es la dupla que aplican para tratar de estimular el consumo con vendedores que siempre están optimistas por convencer al cliente, que en su mayoría sólo procura precios.
Juliana López desde una mercería en el centro trata de ir más allá de ofrecer hilos y telas marabú, se ajusta a lo que está de moda. No sólo elabora el tradicional birrete unicolor, sino que le aplica creatividad para llenarlo de tonos y el brillo de las lentejuelas con el aspecto y textura de pluma del marabú. Señala que es un atractivo novedoso para esta temporada de graduaciones.
Para Isaías Timaure es un ejercicio constante de carisma y convencimiento para enganchar a clientes indecisos, sin resignarse sólo a atenderlos y ubicarles todo lo que pidan, con el presentimiento de que no compren. La mayoría sólo compra detalles para fechas, como día del padre, de la madre o del niño.