Osman Rojas | LA PRENSA.- Lo que empezó como una alternativa para contrarrestar la escasez de medicamentos e insumos que hay en el Hospital Central se desvaneció. A cinco meses de la instalación de militares en el Antonio María Pineda los problemas en la institución lejos de mejorar se han agudizado.
Una farmacia vacía y pacientes desesperados por encontrar una esperanza es el escenario que reina en el centro médico. Ahora mismo sobre la institución hay un mayor control, los doctores y el personal obrero es revisado cuando entra y cuando sale pero eso no llena los anaqueles en el depósito.
“El motor farmacéutico se fundió antes de arrancar. A ciencia cierta no sabemos qué hacen los militares en el central. Ellos no deberían estar allí porque son neófitos en temas de salud. Los médicos son los que deben estar controlando los hospitales, los soldados están para garantizar otros derechos”, dijo de forma tajante el doctor René Rivas.
Para el especialista es importante que el Gobierno nacional recapacite y se lleve a los uniformados del centro médico. “Lejos de sentirnos más confiados los doctores andamos siempre con zozobra. Cuando a ellos les provoque nos van a meter presos”, dice sin vacilar el doctor.
Los militares llegaron al Hospital Central el pasado 02 de noviembre. Desde ese momento quedó instalado el Motor Farmaceútico pero la institución no ha recibido mayores beneficios.
“Dieron cinco incubadoras y un lote de gasas, guantes, inyectadoras y un poquito de anestesia. Los militares no sirven en los hospitales. El Gobierno nacional es terco e insiste con sus políticas erradas. La realidad es que el Hospital sigue con los mismos problemas de insumos y eso hay que decirlo le guste o no a la gente”, denunció en días pasados el doctor Ruy Medina, director sectorial de salud en el estado.
El galeno restó importancia a la donación de equipos y aseguró que “con plata cualquier organismo importa”.