viernes, 22 noviembre 2024
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Se rebuscan vendiendo lo usado

Jennifer Orozco | LA PRENSA.- Las llamadas “ventas de garaje” o “mercados de corotos” se ha vuelto una moda en Barquisimeto. Ya sea en los porches de sus casas o en espacios abiertos al público, la gente saca lo que no usa, le pone precio y espera que otra persona pase, le guste y se lo compre.

Venden desde ropa usada hasta juegos de muebles y camas. Casi el 60 por ciento de los vendedores alega que prefieren salir de cosas que no usan y ganarse unos billetes extras y el otro 40 por ciento cuenta que se van del país y venden todo para reunir y comprar dólares para llevarse.

Anaís Campos es una joven activa que está vendiendo lo usado para pagar su graduación de la Universidad. “El paquete de grado sale en 54 mil bolívares y quiero pagarlo todo, por eso me he dedicado en cuerpo y alma a vender los corotos que ya no uso”, contó. La joven de 25 años tiene 6 años estudiando contaduría en la UCLA y espera su graduación con ansias, por eso hace el sacrificio.

“Abrí una cuenta en instagram para ofrecer las cosas. Cuando me di cuenta que no tenía muchas ventas, decidí agarrar un espacio en el garaje de la casa y colgar la ropa para llamar la atención de la gente que pasa por allí caminando. Cuando se paran a preguntar, les ofrezco otras cosas que tengo en venta a parte de ropa”, dice la muchacha entusiasmada.

Anais logró sacar unas 20 piezas de ropa de su closet, unas tazas decoradas que le habían regalado y no usa, una cámara de video año 2009, piezas de bisutería, zapatos, juguetes de cuando estaba niña y una que otra cosa que le dio su mamá para colaborar.

“Mi mamá sacó unas ollas, platos y vasos que no usamos en la casa. También sacó ropa y accesorios para que los vendiera y logré mi meta”, acota Anais.

La misma muchacha cuenta que su mejor amiga pagó por un puesto en un mercado de corotos un fin de semana y logró vender parte de sus cosas, pero que su objetivo es reunir 600 mil bolívares para pagar el boleto de viaje a Argentina, donde se va a vivir después de graduarse.

Para la señora Belkis Ramos el motivo es diferente. “Tenía desde cauchos usados y repuestos que le han sacado a mi carro, hasta tazas de café que no utilizo nunca. Lo saqué todo con el objetivo de arreglar mi vehículo que está parado por motor pues no tengo los 300 mil bolívares que me cuesta arreglarlo”, enfatiza.

Belkis se sienta todas las tardes después de las 5:00 en el porche de su vivienda con su mesa y sus peroles. “Todos los días vendo aunque sea una cosita y voy reuniendo”, exclama entre risas. Además Belkis se las ingenió y no solo vende lo usado. A veces hace tortas, galletas o arepas y las vende en la noche.

María y Sara también venden algo más que lo usado. En la carrera 15 se sientan frente a su casa y ofrecen ropa tejida, tostones, bonsais hechos de plástico y otros artículos. El motivo de estas dos mujeres, madre e hija, es que Sara se convirtió en madre hace poco y ambas estaban sin trabajo, así que les tocó salir a la calle a ofrecer lo que tenían, para darle un mejor hogar a la niña.

En el último mes, cada fin de semana, espacios públicos de Barquisimeto se han convertido en mercados y los vendedores pagan hasta 20 mil bolívares por vender sus cosas usadas en un stand.

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