Osman Rojas | LA PRENSA.- Después de preguntar un par de veces el precio de la compota y luego de conversar con su esposo para ver si se la llevaban o no a su hijo, la señora Elena Molina dejó el producto en el abasto.
Antes de retirarse del comercio, Molina le dice a su esposo “es que esa no le gusta”, como tratando de explicar por qué no compró.
Y es que escenas como estas se han vuelto algo frecuentes en los comercios del estado. Desde el mes de junio de 2016, aproximadamente, la tradicional compota Heinz desapareció de los anaqueles y ahora sólo se consigue la que es con cereales o en su defecto, la artesanal.
“Yo no llevo la compota de cereal porque a mi hijo no le gusta. Dice que parece Cerelac y antes de botar mil bolívares en algo que no se va a comer prefiero no llevar nada”, cuenta Molina.
Vendedores y encargados de tiendas y abastos cuentan que el producto sólo dejó de llegar. “No sabría decir por qué las compotas se perdieron, el camión viene y deja lo que hay, pero como ya es tradicional en este país nada se consigue”, cuenta Samuel Rojas, vendedor de un abasto en el oeste de Barquisimeto.
La Prensa realizó una pequeña encuesta a 10 padres. Los consultados lamentaron que la compota Heinz desapareciera de los mercados y cuentan que la de cereal sólo la compran cuando es realmente necesaria.
“No es lo mismo. Hasta yo las comía viendo televisión”, dice María Rivero, una de las madres consultadas. La entrevistada añade que “mi hija pide compotas en las noches y cuando le digo que hay de cereal arruga la cara porque no le gusta que sea tan espesa”, cuenta. Las compotas artesanales también son una opción, pero no tan preferidas por los niños.

