Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Algunas cercas de alambre de púas quedan guindando y dejan terreno carcomido que puede seguir avanzando, según la furia del río Sarare. Esta situación genera temor entre los habitantes del municipio Simón Planas, quienes exigen canalización y reconstrucción de gaviones para evitar que la crecida de su caudal siga recuperando espacios y continúe arrasando con fincas y poblados.
Las reiteradas precipitaciones mantienen en vilo a varias comunidades. El río reclama su espacio y arrastra consigo arena y granzón. Sus orillas terminan repletas de maleza o una densa capa de tierra. Los habitantes no quieren imaginarse si se repite la crecida de hace unos 40 añ;os que por poco cubre varios sectores. Consideran que es probable debido a la quema y tala indiscriminada para la creación de conucos, los cuales contribuyen a la erosión del suelo que termina acumulándose en el río.
El equipo de La Prensa recorrió varios sectores junto a Jesús Herrera, miembro de la Junta Ambiental municipal. Resalta que trabajan en conjunto con Guardianes de la Naturaleza, movimiento ecosocialista, comité de defensa del Cerro La Vieja y serranía El Altar, así como también con los concejales de Simón Planas. Adelanta que el gobierno del estado Lara ya considera ejecutar seis kilómetros de canalización del río, pero sin precisar a qué altura.
Mostró unos terrenos a los que se llega desde Pueblo Arriba por un camino húmedo y «techado» por la vegetación. Allí hay árboles de cedro, camoruco y caoba, inmensos. Señ;aló huellas de tala con fines comerciales. Su dedo muestra a un cedro hueco con evidencia de quemaduras y que se sostiene por un mínimo de madera. Una muestra de la extracción ilegal de árboles madereros que define como inescrupulosa por los dañ;os ambientales que produce cerca de las riberas del río.
«Estaríamos a riesgo de que el río penetre fincas y afecte la avenida Comercio», en el centro de Sarare, cerca del liceo Salvador Montes De Oca y la escuela Las Vueltas. Además, precisó que los últimos gaviones del lugar fueron construidos en 1983.
Ese temor también lo comparte Patricia Muñ;oz, desde la UBCh del sector que se mantiene en vigilancia con las comunidades El Calvario, Las Vueltas, residencias Inavi y Pueblo Arriba. «Reiteramos la necesidad de mantenernos unidos y en tiempo de lluvia estamos activos con las llamadas telefónicas», precisa del seguimiento alrededor de 40 familias en zonas más vulnerables.
El río Sarare puede ser tan desafiante que en el balneario Las Mayitas empieza a consumir parte de los gaviones y en agosto de 2022 la corriente del agua llegaba hasta las cabañ;as. Se aprecia sedimentación.