Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Las semanas no han tenido nada de radical, ante el gentío aglomerado para resolver sus necesidades. No se cumple el distanciamiento, ni siquiera en algunos entes, y ya el seguimiento de los organismos de seguridad, pasa por la vista gorda ante la exposición de los guaros a contagiarse de COVID-19, intentando resolver sus necesidades. Esto ubica a Lara en un repunte durante los primeros 5 días de noviembre, con 118 casos positivos.
«No se cumplen las medidas de protección, cuando se flexibiliza y se entiende que todo está normal«, critica el infectólogo Antonio González Mata, ante el aumento de una curva que termina de colapsar, la poca capacidad de respuesta del sistema sanitario. Esto incide en la atención médica que se debate entre el déficit de insumos y tratamientos.
El ambiente está dado, cuando se ignoran las medidas de protección y las personas sienten esa relativa tranquilidad. Los funcionarios policiales ignoran esa tarea que fue tan insistente durante el arrecio de la cuarentena, de monitorear a los transeúntes y el debido llamado de atención para quienes incumplen la norma. Un recordatorio para aquellas personas que simplemente asumen el tapabocas como un requisito para ingresar a algún establecimiento o entre gubernamental.
Los expertos también critican el incumplimiento del distanciamiento social. Esto ni se respeta en el transporte público, en la fila para ser atendidos en entidades bancarias o para comprar en comercios. Antes era una especie de persecución, con funcionarios de seguridad velando por el uso correcto del tapaboca, el metro de separación y hasta impartían charlas para sensibilizar a la ciudadanía sobre el impacto de este virus tan agresivo.
«Los casos se incrementan, mientras siga aumentando el descuido», denuncia la epidemióloga Carmen Torres, ante la falta de conciencia de las personas o ignorar lo dañino que pueda ser el COVID-19. Se refiere al 80% asintomático que pueda estar en la calle, como foco contaminante. Sin saberlo, empieza una cadena de contagios desde el círculo familiar. Lo más grave es cuando están calificados como casos sospechosos y ni siquiera usan el tapaboca en sus casas.
Mientras tanto Isabel Lameda, secretaria de Gobierno, confirmó ese ascenso con una relación desde los primeros meses. Desde marzo a mayo, apenas se contaron 39 casos y luego junio a 103, julio en 217, agosto de 316, septiembre en 953 y octubre con 1.153. Hasta el 5 de noviembre cuentan 2.899 casos con 25 fallecidos en la entidad larense durante la pandemia.
El apoyo debería ser contundente
Entiende la necesidad de la gente, prácticamente obligada a salir de sus casas para buscar el sustento. De allí, lo difícil de cumplir la semana radical de cuarentena. Pero también sugiere que el gobierno debería tomar medidas de protección para el pueblo y así no estén tan expuestos a enfermarse con el coronavirus.
Es el punto de vista de la diputada María Teresa Pérez, quien sugiere una ayuda directa que pueda ser de alimentos y sin el condicionamiento del Carnet de la Patria. Una aporte significativo a quienes se encuentran en franca mejoría en sus casas y hasta se enfrentan a reposos laborales que puedan superar el mes de ausencia, frente a la espera de los resultados de las pruebas PCR.
La parlamentaria señala que la relativa calma, sólo conlleva a la aglomeración y así la subida de la curva de contagiados.
Podría ser incontrolable
«Hay mucha flexibilización y todo abierto, cuando vemos que en otros países arrecian medidas para evitar el rebrote», señala la doctora Luzmila Leal, desde Médicos Unidos de Lara. Advierte que la situación puede salirse de control y teniendo a la colectividad que ignora la agresividad de este virus, con tapabocas que ni siquiera sirven de barrera.
No entiende cómo se habla de distanciamiento, sin el mínimo seguimiento. Las medidas de bioseguridad no se cumplen y en casos tan básicos, con la mayoría de familias sin el servicio de agua que le permita cumplir la higiene y el constante lavado de manos. «Es necesario desinfectar y mantener todo limpio, pero ¿cómo resuelves sin el vital líquido?«, rezonga.
Leal denuncia que se ignoran hasta las medidas básicas de dotación de implementos de bioseguridad a los trabajadores de salud.