José Najul | LA PRENSA.- Mientras el país persevera en la crisis, y términos alarmantes en materia económica comienzan a bautizar a Venezuela como un país en “estanflación” o sumido en una “espiral hiperinflacionaria”, los sectores sociales y políticos ven con impotencia cómo se avecina un colapso total.
Fue monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), quien acuñó un término que, al menos en Lara, es secundado por dirigentes gremiales, políticos y religiosos.
Para Luis Marín, director de la Cámara de Industriales del estado Lara, asegura que el sector está completamente deprimido. Sólo un tercio de la capacidad sigue en marcha y las ventas vienen en picada porque “la gente no tiene dinero para comprar otra cosa que no sea comida”.
Tenemos unos altos precios con una economía estancada. A nuestros empresarios se les comienza a agudizar el problema de la reposición de inventario. Incluso, aquellos que tienen materia prima no pueden vender sus productos”, refiere Marín.
Por su parte, monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, dijo que “la situación económica está muy grave en el país, el poder adquisitivo no alcanza para cumplir sus gastos”.
López Castillo es contundente: si no hay condiciones no debe seguirse propiciando un diálogo nacional que sólo extiende el sufrimiento de los venezolanos al no producir resultados para los problemas concretos que se han presentado.
Creo que si no hay condiciones no debe haber ningún diálogo. Este Gobierno se ha dedicado a sumir a Venezuela en un gran desastre del que es muy difícil salir, y que tiene sufriendo a una cantidad incontable de personas”, expresó Monseñor.
Elba Carrillo, dirigente de base de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en la parroquia Juan de Villegas, sostiene que, hasta el momento, la alianza opositora está tratando de trabajar para evitar el colapso económico, pero que aún así los hogares más pobres siguen resintiendo los problemas.
Sabemos que hay unos tiempos que deben cumplirse, pero mientras tanto uno ve que en las casas más humildes la salud y el bienestar se deteriora. Hay cosas que son muy difíciles de esperar”, refiere la dirigente.
Por su parte, Juan Rincón, militante de Voluntad Popular, asegura que “el colapso ha sido inminente, y el Gobierno ha jugado a ello. Están sacando como pueden lo que queda, sin preocuparle el futuro del venezolano”.
Rincón urge a la alianza opositora a que sea más contundente en sus próximas medidas. A su juicio, sólo la presión de calle va a generar un cambio para mejor en la nación venezolana.