Osman Rojas | LA PRENSA.- Para Claudia Sosa el tiempo se detuvo hace dos semanas. Su hija, una pequeña de once meses, necesita ser operada con urgencia, pero cada vez que la madre pregunta para cuándo intervienen a su niña los médicos del Agustín Zubillaga le responden que no hay pabellones en la institución.
El desespero de Sosa se repite en once familias más que se encuentran esperando que los problemas de las salas quirúrgicas en el pediátrico sean solventados. Desde hace dos semanas, los pabellones del centro infantil se encuentran cerrados por una filtración, situación que agotó a los padres y médicos quienes se unieron para cerrar la vía y protestar. “Es insólito lo que está pasando. Queremos que el gobernador deje de perder el tiempo en Santa Rosa y venga para acá. Los niños del estado se están muriendo y nadie hace nada”, dice sin poder contener sus lágrimas la señora Aída Castellanos, abuela de una niña con Hidrocefalia.
Castellanos asegura que desde que La Prensa publicó el pasado 5 de enero un trabajo denunciando el cierre de los pabellones, dos representantes de la Gobernación han ido a la institución, pero ninguno ofrece soluciones concretas. “Aquí nadie está por nadie. Todo lo que hacen con este hospital es propaganda política, pero nadie quiere batir el chocolate con los médicos”, denuncia Castellanos.
Lo más grave de la situación es que ni el Hospital Militar ni el Pastor Oropeza están aceptando a los niños para ser operados. José Sánchez, neurocirujano del pediátrico, asegura que cada vez que intentan referir a un paciente a esos centros, las autoridades dicen que las condiciones no están dadas.
Tenemos a 12 niños que no pueden esperar y que necesitan ser operados ya mismo. Hay desespero en los padres y eso es perfectamente entendible, dice Sánchez al ser consultado.
Foto: LUIS MARCHÁN