Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- No soportan tanta indiferencia a tres meses sin servicio eléctrico por la explosión de un transformador. Gerardo Pastrán, titular del Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), está considerando el posible cierre de la casa de abrigo, ubicada en la carrera 18 entre calles 20 y 21 de Barquisimeto, pues se encuentra afectada junto a otras siete viviendas, por lo que los vecinos han realizado el reporte en Corpoelec y la Gobernación de Lara sin tener respuesta alguna.
«No habíamos querido tomar esta medida, pero si nacimos para ayudar no podemos tener a nuestro jóvenes pasando más trabajo», confirmó Pastrán de esta circunstancia que afecta a 15 jóvenes, sin ni siquiera tener dónde conservar los alimentos, muchos ya han perdido lo que tenían, ni la conexión a internet para recibir clases y realizar las actividades académicas.
También lamenta que no han podido ingresar otros 12 jóvenes. Quienes viven en esta casa hogar céntrica, se preparan con cursos y además asisten a universidades.
Desde allí, siempre han contado con la facilidad del internet y esa es una de las principales razones de este centro, de ayudar a quienes tienen necesidad de estudiar a nivel universitario. Tienen asegurada comida, alojamiento y facilidad para formarse, además de cumplir los fines de semana con apostolados a través de obras sociales; pero con estas limitaciones se les hace cuesta arriba atenderlos.
Con dificultades
Según Pastrán, algunos de los abrigados de la casa ya han comenzado a sufrir enfermedades de la vista, pues ante la falta del servicio eléctrico no tienen más opción que estudiar con las linternas de los teléfonos celulares que los obliga a forzar la visión.
«Esta situación puede traer graves consecuencias, no queremos cerrar la casa», dice con lamento. Aunque está consciente que no son muchos los afectados, dice que requieren solución con urgencia. Además de las ocho familias que suman más de 90 días a oscuras, cuenta que también hay algunos comercios afectados e incluso un ancianato que está cera de la zona, por lo que su clamor de ayuda aumenta al considerar que es una situación inhumana, tanto para las personas de la tercera edad como para el resto que padece por la falta de luz.