María Jordán | LA PRENSA de Lara.- Los profesores universitarios que quedan en las aulas siguen apostando por la educación y se las ingenian para no dejar morir las casas de estudios.
Con bajos salarios, sin herramientas de trabajo y con el pasaje contado, son algunos de los retos que los profesores universitarios enfrentan día a día para llegar hasta las aulas de clases e impartir lo que ellos mejor saben hacer: educar.
A pesar que hoy es el día del profesor universitario, ellos aseguraron que no tienen nada que celebrar, pero aplauden a esos «héroes de la docencia» que siguen guerreando. Así lo comentó Blanca Terán, presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Aproupel).
«Un profesor ejerce por mística y con un sacrificio muy alto», dijo Terán, asegurando que tienen que hacer otros oficios para mantenerse activos en la universidad porque con el sueldo que devengan no les alcanza para nada.
Un profesor instructor (menor categoría) gana 502 mil bolívares al mes y el titular (mayor categoría) pisa los 725 mil bolívares, ambos incluyendo el bono de alimentación, por lo que Terán rechaza esos montos, pues un docente debería ser el mejor pagado porque con eso no puede ni siquiera mantener a una familia.
Carro, casas, apartamentos, viajes y lujos se podía dar un profesor universitario unos 20 años atrás «yo con unas vacaciones me compré un carro, del año, de agencia, pero ahorita uno no puede ni comprar un mercado», comentó Fátima Do Santos, docente de la Universidad Nacional Experimental Politécnica «Antonio José de Sucre» (Unexpo).
Lo que los profesores universitarios más lamentan es que el gobierno no les brinde una seguridad social, por lo que temen enfermarse, pues no cuentan con un seguro que les cubra ni siquiera una pastilla de dolor de cabeza «por eso los que seguimos en la universidad es porque trabajamos por pasión y no queremos abandonar la universidad», comentó Do Santos.