Osman Rojas D | LA PRENSA de Lara.- La crisis económica amenaza con el ejercicio profesional en Venezuela. Cada vez son más las personas que prefieren dedicarse a cualquier cosa antes que ejercer su carrera y amarrarse a una empresa o institución. Venta de cambures, taxista, venta de chucherías, peluquería o de hamburguesas son algunos de los oficios priorizados por los profesionales hoy en día.
«Si uno se queda con un sueldo se muere de hambre. A una enfermera con guardias en el sector público le pagan cuando mucho 100 mil bolívares mensuales. En el privado se gana un poquito más, pero la mensualidad no pasa de 300 mil bolívares. Con esos salarios no se come», explica Beatriz Colmenárez, enfermera que renunció al Hospital Pediátrico para vender pan y cambures en la avenida Venezuela con calle 34.
«A veces voy y hago cura a pacientes que me buscan. Les cobro con un producto de la cesta básica. Una harina, medio kilo de queso, cualquier cosa vale», dice. La mujer explica que en el Pediátrico su quincena era de 25 mil bolívares. Eso es lo que hace vendiendo 30 kilos de cambur en una o dos jornadas de trabajo siendo su propia jefa.
Parecido es el caso de Manuel (nombre ficticio) un joven periodista de Lara que de noche tiene que trabajar como taxista para poder llegar medianamente cómodo a final de quincena. «Lo hago mayormente los fines de semana y sólo con amigos o gente de confianza», dice el hombre que también trabaja vendiendo harinas artesanales o cualquier oportunidad que le aparezca en el mercado. «Hay que rebuscarse ante la crisis», señala.
La historia de estas dos personas encarna el drama de cientos de miles de profesionales en el país que ven cómo el ejercicio de su carrera no les permite vivir dignamente. Alberto Domínguez, presidente del sindicato de trabajadores de los Seguros Sociales en Lara, explicó en días pasados que las enfermeras abandonan sus puestos de trabajo para dedicarse al comercio. Camilleros y vigilantes toman la misma decisión.
«Lo peor es que ni siquiera avisan. Se van y ya», comentó Domínguez. De acuerdo a lo explicado por diversos colegios de profesionales en el estado en estos momentos un doctor, licenciado o ingeniero que trabaje en el sector público no supera los 100 mil bolívares de sueldo. «Las quincenas dan ganas de reír», comentan los consultados por LA PRENSA.