Joelis Sosa | LA PRENSA.- En constantes quejas vive la familia Gallardo, pues tienen tres meses esperando que les sellen su panteón familiar, debido a que desde abril le han profanado tres veces la tumba donde descansan sus deudos.
“Estamos cansados de que cada vez que venimos encontramos la tumba abierta, está vez llegué y ya habían robado las planchas y ni respuesta nos dan”, rezonga Merli Gallardo, quien explica que ha solicitado en diferentes ocasiones que los directivos del Cementerio Municipal les reparen los daños que les han venido ocasionando al panteón de su familia.
Gallardo también denuncia que los directivos del camposanto le han prometido y han autorizado que sellen el trabajo del panteón pero cuando van “salen con una excusa”, afirma que siempre les dicen que no hay personal o no tienen los implementos ni materiales para hacerlo.
Hardy Gallardo, otro de los afectados, comenta que esto no solo les ha sucedido a ellos, sino que también a las demás familias. “Aquí se ven cantidades de urnas profanadas, todo es un negocio y nadie hace nada”, menciona.
Por las diferentes calles del camposanto se pudo observar restos de urnas con osamentas y lápidas rotas, unas más destrozadas que otras. Denunciantes afirman que esto es debido a que en el cementerio se maneja un “mercado negro”, el cual involucra a los trabajadores del mismo, pues insisten en que son quienes trabajan en el cementerio los que sacan las urnas de las tumbas y venden el espacio a otras familias.
Trabajadores, que no quisieron revelar su identidad por miedo a represalias, señalan a antisociales y santeros como culpables de las profanaciones.