Kemberling Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- Cristóbal Sánchez, presidente de la Asociación de Productores de Cocuy del estado Lara, expresó que este producto artesanal ha tenido avances desde la declaratoria de protección geográfica que emitió el Ministerio para el Comercio Nacional a través del Servicio Autónomo de Propiedad Intelectual (SAPI).
Indicó, además que para formalizar la industria haría falta mucha inversión y, sobre todo, iniciar la siembra del vegetal y garantizarla para los próximos añ;os, ya que para producir ocho mil litros de alcohol de cocuy señ;aló como ejemplo, se requieren 90 mil plantas, «es decir, tiene que ser una siembra continua».
Continuó diciendo que una siembra mínima se desarrolla en 20 hectáreas, sembrando unas 10 mil matas en cada hectárea para obtener unos 2 millones de agave, todo esto en un lapso mínimo de 12 añ;os para poderlas cosechar. «Entonces el objetivo próximo es dar a los productores concesiones de tierra protegidas por ese período de tiempo, para que puedan disfrutar la cosecha de su trabajo».
Actualmente, la producción de cocuy es mínima, expresó, porque es realizada por productores pequeñ;os del campo, enfatizó. «Si unimos a todos los productores de Morán, Torres, Urdaneta y de Iribarren podríamos hablar de unos 60 litros al añ;o».
Sin embargo, considera que el cocuy se beneficia de una distinción como lo fue la declaratoria de protección geográfica porque «era muy vilipendiado y se hablaba de él como cualquier destilado; cada vez avanzamos un paso en lo que sería la dignificación del verdadero cocuy, ícono larense».
La intervención de Sánchez fue durante un foro sobre la propiedad intelectual, celebrado en el Decanato de Ciencias Económicas de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), a propósito del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, celebrado este miércoles.
Otros de los conferencistas fueron: Héctor Pineda, cronista del municipio Urdaneta y productor de cocuy; Roberth Tovar, consultor jurídico; Asdrúbal Gómez, especialista en propiedad intelectual de la Universidad Monte Ávila y Beatriz Vento, abogada.
