William Croes | LA PRENSA.- Los dos años y medio que demoró el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en dar la cifra oficial de hogares en condición de pobreza no logró ocultar la dura realidad que atraviesa el país. Luego de 18 años de diferentes misiones, los niveles de pobreza son semejantes y en algunos casos superiores a los que había en el año 98.
El INE en su emisión admite que hubo un incremento en la pobreza de un 33.1% en Venezuela, estadística sustentada por estudios como la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), en la que ubican la pobreza estructural entre un 72 y 76%, es decir que más de 12 millones de venezolanos están bajo esta condición.
Yonaide Sánchez, docente universitaria y coordinadora regional de Transparencia Venezuela, señala que los índices de pobreza sufrieron de un efecto rebote como suele suceder cuando las personas se someten a dietas estrictas para perder peso. Durante la bonanza petrolera se inyectaron más de 600 mil millones de dólares en el lanzamiento de unas 16 misiones sociales.
“Es cierto que entre 2003 y 2008 disminuyeron los índices de pobreza, mejoraron los ingresos familiares porque las personas se beneficiaban de misiones y subsidios de alimentos, pero esto se disparó porque no atacaron las condiciones estructurales”, explica Sánchez, quien señala además que no se invirtió en educación de calidad y fuentes de empleo en los estratos más bajos de la población.
La bonanza petrolera trajo como consecuencia un mayor clientelismo y dependencia de las clase sociales más bajas con el Estado. Y ahora, cuando la cesta petrolera está por debajo de los 30$ por barril, y no hay recursos suficientes para el despampanante gasto social, las personas están sintiendo la dura realidad del país.
“No solo se trata de la escasez de alimentos y medicinas que tiene una incidencia importante en los índices de pobreza extrema”, expresa Sánchez, quien indica que se debe a un círculo perverso de pobreza que se mantendrá debido a la caída de ingresos por familia, porque se han visto comprometidas fuentes de empleo en el área formal y de la economía informal que representa al 60% de la masa laboral de Venezuela.
En los barrios se ve comprometido desde el señor que tiene un rapidito y está parado por falta de cauchos, la señora que vendía tortas y no consigue la harina todo uso, o la costurera que ha dejado de coser porque no consigue hilos o botones.