Isabella Delgado | LA PRENSA.- “La autopista sigue siendo un desastre. Cobran peaje, pero todo está igual. Aquí lo que necesitamos es iluminación y seguridad”. Las palabras son de Mario Rodríguez, gandolero, pero recogen el sentir de conductores recurrentes de la autopista Cimarrón Andresote, en donde se reactivó el cobro de peaje el 8 de agosto para hacer mejoras en la vía.
El Gobierno de Yaracuy prometió que el dinero recaudado sería destinado a programas de seguridad vial, señalización, iluminación, demarcación y asfaltado. Pero han pasado 70 días y aún los usuarios no le ven el “queso a la tostada”.
Como todos los usuarios consultados, Mario habla con propiedad. Con su gandola recorre los 116 kilómetros de la vía al menos cuatro veces por semana. Se conoce cada curva, cada recta. Se la sabe de memoria. Pero ni toda la pericia de 15 años como gandolero es suficiente para evitar a los malandros que, según asegura, aparecen de la nada a todo aquel que se queda accidentado, sobre todo en la tarde y noche.
“Uno está expuesto. Uno no ve ni una patrulla dando vueltas, como antes. Sólo los que están en los módulos, pero esos no se mueven. Entre alcabala y alcabala uno está desprotegido”, acota, y luego agradece a Dios que lleva un año sin tener ningún incidente. Recuerda que durante la gestión de Eduardo Lapi, exgobernador de Yaracuy, unidades de seguridad vial tenían presencia permanente en toda la autopista.
Quienes viven y trabajan en la economía informal a orillas de la carretera coinciden con Mario y los conductores consultados. Roberto Alvarado, uno de los vendedores de granos en el tramo de Urachiche, asegura que los robos se han incrementado. A las 5:00 pm recoge su mercancía y se va, aunque sea hora pico. Huye de los motorizados que salen de la nada y asaltan a todo el que consiguen.
“Si hace unos días un carro se recalentó como a las 5:00 pm y asaltaron a esa gente. Tenían rato y nadie los había ayudado. Aquí no se ve un cambio”.
Otro de los factores que lo corre es la oscuridad, que le da carta blanca a los malandros para accionar. Sólo hay postes en los 24 distribuidores que dan entrada a los poblados que atraviesa la vía, pero gran parte de estos no están operativos. Los tramos intermedios están sumidos en la oscuridad.
El programa de seguridad vial de Yaracuy actualmente cuenta con dos patrullas de la Policía Vial y una grúa para atender todos los incidentes. En el peaje de Caseteja está disponible una ambulancia desde la reactivación del cobro.
Freicy Godoy, presidenta del Instituto de Vialidad y Obras Públicas de la Gobernación de Yaracuy, informó que para 2017 está proyectado la rehabilitación del tendido elétrico de los 24 distribuidores, la señalización de la vía y el refuerzo de la flota de grúas y Policía Vial. Se reunieron con representantes de Corpoelec para detallar las necesidades de la vía, pero destaca que la iluminación completa es un proyecto que ahora es imposible de ejecutar.