Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- «¡Sueldos justos y ¿Dónde está la vacuna?!», se escuchaba al unísono en la manifestación del personal sanitario en el hospital pediátrico Agustín Zubillaga, acompañado del llamado «Compañero escucha: Esta es tu lucha» para pedir el respaldo de pacientes o sus familiares. Exigieron la respuesta de la autoridad regional de salud para un verdadero ajuste salarial que ha dejado más del 70% de déficit de enfermeras en Lara, el beneficio digno de la bolsa de alimentos y hasta los implementos de limpieza para las camareras. Temen la reducción de la capacidad de atención en los servicios.
«El miércoles estaban sin enfermeras en el área COVID-19 y se arriesga la atención de los pacientes», reclamó Elda Jiménez, titular del Colegio de Enfermeras, frente al abandono de este personal por falta de un sueldo justo. Considera como una burla y atropello que se refleja en excesiva carga asistencial en perjuicio «de reducir los servicios, disminuir los cupos de pacientes». Los funcionarios policiales estuvieron con intenciones de mermar los ánimos de los manifestantes, pero esto no los intimidó.
Aura La Cruz con más de 15 años de carrera, le ha tocado alternarse y dejar su coordinación de Agudos y Neonatal, para apoyar como enfermera de sala. Sigue trabajando por pasión y si la necesitan, se excede de su horario habitual hasta la 1:00 p.m. para continuar a las 5:00 p.m. No puede más de allí, porque ella se viene y regresa caminando a su casa. Tarda unos 90 minutos, a paso lento desde el barrio La Antena al pediátrico. Su sueldo no alcanza, ni para los pasajes.
«Subsistiendo, eso es lo que hacemos», gritaba Ana Briceño desde Servicios Generales, quien logra sostenerse gracias al apoyo de sus hijos. Son 30 años dedicados a este centro de salud y aun así, le toca trabajar durante las semanas flexibles, con el recorrido diario a pie desde San Jacinto.
El grupo estuvo acompañado por sindicatos, representantes de gremios y hasta de organizaciones no gubernamentales, quienes se desplazaron hasta las inmediaciones del hospital central Antonio María Pineda. Cercano a las 9:30 a.m. de ayer empezaban a apostarse en la entrada principal del centro asistencial y se leía en pancartas: «Si todos cobran en dólares, ¿por qué yo no?», ante lo que consideran unas camareras como una humillación al devengar Bs 1.800.000 quincenal y equivale casi a la totalidad del precio de una bolsa de alimentos de cuestionada calidad.