José D. Sequera | LA PRENSA de Lara.-& ;»Uno tiene que ponerse a hacer algo para que el tiempo pase volando porque si no, uno se vuelve loco», explica Felipe Galíndez mientras está sentado en el capó aún tibio de su Toyota Corolla que está estacionado en plena oscurana a unos 100 metros de la entrada de la estación de servicio Barsoke, con la esperanza de echar gasolina la mañana siguiente.
El escenario de Galíndez se repite en la mayoría de las 104 estaciones de servicio en el estado Lara; pues son muchos los guaros que pernoctan toda una noche a la espera que en la mañana llegue el camión de la gandola y para matar el tiempo hablan con otros choferes, utilizan sus teléfonos, trabajan o incluso empinan el codo.
Lo primordial, aseveran usuarios en la cola, es hacer la cola en una estación en la que estén seguros que el camión surtirá, por eso llegan a la cola después de las 6:00 de la tarde para preguntar a qué hora puede que llegue el camión.
Para las más de 12 horas que se pueden gastar en una cola, lleva su protocolo. Hermes Figueredo comentó que para hacer la cola en una de las estaciones de servicio de la avenida Venezuela con la avenida Bracamonte se preparó antes de salir de su casa.
«Me traje una cobija y un suéter por el frío; también el cargador de celulares que se utiliza en los carros para no aburrirme. Ya fui al baño y no tomaré agua ni comeré para evitar ir al baño», comentó mientras respondía mensajes
En la misma cola, pero unos carros más atrás estaba Valeria Hurtado, una administradora que estaba echando números en varias carpetas bajo un poste de luz que estaba enfrente del lugar donde su carro estaba estacionado en la cola. «Tengo que aprovechar el tiempo libre que tengo y terminar todo esto para mañana», dijo.
Sin embargo tomarse unos tragos de cocuy es la opción que algunos como Franklin Perozo utilizó para pasar la noche mientras estaba haciendo una cola para la estación de servicio cercana al Domo Bolivariano.